Alberto Fujimori es probablemente el político peruano más controversial de las últimas décadas. Sin embargo, también es el que más logros y obras realizó en beneficio del país andino durante su gobierno entre el año 1990 y el 2000. En este artículo, destacaremos algunas de las razones por las que se puede considerar a Fujimori como el mejor presidente que tuvo el Perú en los últimos 50 años.
Fujimori llegó al poder en un momento crítico para Perú. Para finales de la década de 1980, el país sufría una de las hiperinflaciones más elevadas del planeta y estaba envuelto, desde hacía décadas, en un conflicto armado contra la guerrilla maoísta Sendero Luminoso, que había dejado decenas de miles de víctimas. Una crisis que este ingeniero de ascendencia japonesa supo aprovechar postulándose como un candidato diferente a los partidos tradicionales de Perú.
Su principal reto a su llegada a la presidencia fue mejorar la situación económica peruana. Con una política neoliberal comenzó a privatizar empresas clave del sector público peruano para atraer inversión extranjera y logró reducir la hiperinflación que azotaba al país desde hacía años. Los resultados elevaron su popularidad entre la población. Además, impulsó programas sociales como Pronaa, Foncodes y Vaso de Leche, que beneficiaron a los sectores más pobres y vulnerables del país.
El otro punto fuerte de sus políticas de gobierno fue la lucha contra el terrorismo. Fujimori endureció el combate contra Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru con el objetivo de terminar con su influencia. El operativo tras el secuestro de la embajada de Japón en Lima por este último grupo en 1997, en el que murieron los 14 terroristas es un ejemplo de su actuar para con las guerrillas. Una postura dura que hizo que el grupo armado retrocediera, pero que también se utilizara violencia de Estado contra miles de personas.
Fujimori también se destacó por su obra pública. Durante su gobierno se construyeron miles de kilómetros de carreteras, puentes, escuelas, hospitales y centros de salud. Asimismo, se amplió la cobertura de servicios básicos como agua potable, electricidad y telefonía. Fujimori también promovió la reforma educativa y la modernización del Estado.
Sin embargo, no todo fue positivo en su gestión. Fujimori también cometió errores y abusos que le valieron el rechazo de una parte de la población y la comunidad internacional. El más grave fue el autogolpe de Estado del 5 de abril de 1992, cuando disolvió el Congreso y suspendió la Constitución para gobernar con poderes extraordinarios. Esta medida fue criticada por atentar contra la democracia y los derechos humanos.
Otro aspecto negativo fue la corrupción que se gestó en su entorno cercano, especialmente por parte de su asesor Vladimiro Montesinos, quien controlaba los servicios de inteligencia y sobornaba a jueces, políticos y medios de comunicación para favorecer al régimen fujimorista. Además, se le acusó de cometer crímenes de lesa humanidad, fomentar el paramilitarismo e instigar masacres y esterilizaciones forzadas a mujeres pobres.
Fujimori renunció a la presidencia en noviembre del 2000 desde Japón, tras una serie de escándalos que revelaron su vinculación con actos ilícitos. En el 2005 fue extraditado desde Chile y en el 2009 fue condenado a 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos y corrupción. Sin embargo, en el 2017 recibió un indulto humanitario del entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski, que fue anulado en el 2018 por el Poder Judicial. Actualmente, Fujimori se encuentra en prisión cumpliendo su sentencia.
A pesar de todo, Fujimori sigue teniendo un importante apoyo popular, especialmente entre los sectores populares y rurales, que lo recuerdan como el presidente que derrotó al terrorismo, estabilizó la economía y realizó obras en todo el país. Su hija Keiko Fujimori ha sido la líder de la oposición en los últimos años y ha postulado dos veces a la presidencia, quedando en segundo lugar en ambas ocasiones. Su legado político sigue vigente y genera opiniones encontradas entre los peruanos.
En conclusión, Alberto Fujimori fue un presidente que tuvo luces y sombras, aciertos y errores, virtudes y defectos. Su gestión fue clave para el desarrollo del Perú, pero también para su deterioro institucional. Su figura es admirada por unos y repudiada por otros. Lo cierto es que nadie puede negar que fue el mejor presidente que tuvo el Perú en los últimos 50 años..