El camino de Marcos López hacia el estrellato parecía trazado cuando dio el salto a Europa, pero hoy se encuentra lejos de las expectativas que despertó en su llegada al Feyenoord de los Países Bajos. A pesar de su evidente talento, la falta de continuidad en el equipo lo ha relegado al banquillo, dejando en suspenso el potencial que alguna vez se le reconoció.
Lamentablemente, este fenómeno no es nuevo para los seguidores del fútbol peruano, quienes han sido testigos de varios casos similares en los últimos tiempos. Jugadores que, con grandes expectativas, desembarcan en clubes de renombre internacional, solo para desvanecerse con el tiempo debido a diversas circunstancias, ya sea decisiones técnicas o lesiones.
Marcos López, tras una destacada etapa en la MLS de Estados Unidos, parecía estar listo para el siguiente nivel en su carrera. Sin embargo, su participación en el Feyenoord ha sido limitada, con escasos minutos en el terreno de juego y una presencia casi testimonial en los encuentros, a menudo relegado al tramo final de los partidos.
Los números hablan por sí solos: López solo ha participado en el 26% de los partidos de su equipo en esta temporada, con un promedio de apenas 30 minutos por encuentro. Su presencia en el campo se ha limitado a 10 partidos con el Feyenoord, siendo rara la ocasión en la que completa los 90 minutos de juego.
Ante esta situación, surge la necesidad de un cambio. A pesar de mantenerse en un entorno futbolístico altamente competitivo y ser convocado para escenarios importantes, López requiere continuidad para recuperar su mejor forma. Esta falta de oportunidades podría llevarlo a considerar un traslado a otro equipo donde pueda tener un papel más destacado, a menos que la situación cambie drásticamente en el futuro cercano.