El concepto de universo ha evolucionado a lo largo de la historia, desde una visión teológica hasta una perspectiva científica basada en la observación y experimentación. Antes de la aparición del método científico en el siglo XVII, se creía que los dioses ordenaban los planetas y las estrellas y que creaban al ser humano. Esta perspectiva teológica se basaba en la creencia en un ser superior que tenía el control sobre el universo.
Con el paso del tiempo, la ciencia ha ido proporcionando los medios necesarios para verificar con instrumentos precisos la estructura, el nacimiento y la evolución del universo. Gracias a esto, los científicos pueden proponer diferentes modelos de universo. Hasta tiempos relativamente recientes, se postulaban cuatro teorías diferentes sobre el universo.
La primera de estas teorías es la del universo en expansión. Según esta teoría, el universo nació tras una explosión gigantesca hace dieciséis mil millones de años, conocida como el Big Bang. Desde entonces, el universo sigue en expansión continua y no conoce límites.
La segunda teoría es la del universo pulsante. Al igual que la hipótesis anterior, el universo está en expansión continua, pero llegado a un punto de dicha expansión se contraerá y volverá a ocupar su espacio original, para explotar de nuevo. Se denomina “pulsante” porque alterna la contracción y la expansión. En oposición al Big Bang, se conoce también como Big Crunch.
La tercera teoría es la del universo múltiple. Según esta teoría, existe una infinidad de universos, cada uno de ellos en fase de Big Bang o expansión en momentos diferentes.
La cuarta y última teoría es la del universo estacionario. Esta teoría, defendida sobre todo por el célebre físico Albert Einstein (1879-1955), postula que el universo que conocemos es infinito y eterno. Aunque sujeta a posibles modificaciones, esta teoría prevaleció hasta la década de 1960.
En la actualidad, la mayoría de los científicos opta por el modelo del Big Bang como la teoría más acertada para describir la evolución del universo. La teoría del Big Bang ha sido respaldada por una gran cantidad de evidencias científicas, como la radiación de fondo de microondas, la expansión acelerada del universo y la formación de elementos ligeros en las primeras etapas del universo.