Las hienas son animales carnívoros que se alimentan de otros animales, ya sean vivos o muertos. Aunque tienen la capacidad de cazar y matar a sus presas, muchas veces optan por comerlas vivas, lo que puede parecer cruel e innecesario. ¿Qué razones hay detrás de este comportamiento?
Una de las razones es la competencia por el alimento. Las hienas viven en zonas donde hay otros depredadores más grandes y fuertes que ellas, como los leones, los leopardos o los guepardos. Estos animales pueden arrebatarles sus presas o dejarles solo los restos menos apetecibles. Por eso, las hienas tienen que aprovechar al máximo el tiempo y la oportunidad de alimentarse, y no pueden perder tiempo en matar a sus víctimas.
Otra razón es la adaptación al medio. Las hienas tienen unas mandíbulas muy potentes y unos dientes capaces de triturar huesos y tendones. Esto les permite arrancar trozos de carne de sus presas sin necesidad de esperar a que mueran. Además, las hienas tienen un sistema digestivo muy resistente, que les permite ingerir carne en mal estado o infectada sin enfermar.
Una razón más es la estrategia de caza. Las hienas suelen cazar en grupo y coordinarse para perseguir y acorralar a sus presas. Esto les permite atacar a animales más grandes y rápidos que ellas, como los ñus, las cebras o los antílopes. Sin embargo, estas presas suelen ofrecer mucha resistencia y luchar por su vida. Por eso, las hienas intentan debilitarlas mordiéndolas en las patas, el vientre o el cuello, y comiéndolas poco a poco hasta que se desangran o se rinden.
Las hienas son animales inteligentes y sociales, que se comunican entre sí mediante sonidos y gestos. Aunque su forma de alimentarse pueda parecer salvaje, es el resultado de su adaptación al entorno y a las circunstancias en las que viven. Las hienas no comen a sus presas vivas por placer o por crueldad, sino por necesidad y supervivencia.