Los aviones no pueden llegar al espacio por la fuerza que la gravedad ejerce sobre los cuerpos; según la NASA, se necesita una velocidad aproximadamente de 40 000 km/h para poder salir de la atmósfera.
Esta velocidad solo se consigue con el sistema de propulsión de los cohetes, además, se necesitan casi 2 millones de litros de propelente para poder elevarlos: esta cantidad de combustible es imposible de almacenar en un avión común.
Asimismo, se requieren diversos instrumentos e implementos que permitan sobrevivir al frío del espacio, así como a la poca gravedad.