En 1953, el comerciante norteamericano Levi Strauss comenzó a fabricar pantalones para obreros y mineros, utilizando una tela muy resistente y dura que, normalmente, era usada para fabricar tiendas de campaña. Pronto, estas prendas adquirieron importancia, ya que los trabajadores lo usaban para protegerse de materiales peligrosos.
Esta tela era llevada a EE. UU. por comerciantes genoveses, a quienes los estadounidenses llamaban genes (que se lee yins).
De esta manera, esta prenda comenzó a popularizarse con este nombre: jeans, en la actualidad, en la región hispanohablante también se le conoce como bluyín (castellanización de blue jean).