Los testigos de Jehová son una religión cristiana que se caracteriza por su rechazo a las transfusiones de sangre. ¿Qué motivos tienen para tomar esta decisión? ¿Qué consecuencias tiene para su salud? ¿Qué alternativas existen?
Los testigos de Jehová basan su negativa a las transfusiones de sangre en razones religiosas, más que médicas. Según su interpretación de la Biblia, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento les mandan abstenerse de la sangre (Génesis 9:4; Levítico 17:10; Deuteronomio 12:23; Hechos 15:28, 29). Además, para Dios, la sangre representa la vida (Levítico 17:14). Así que los testigos obedecen el mandato bíblico de abstenerse de la sangre por respeto a Dios, quien les dio la vida.
Esta postura religiosa implica que los testigos de Jehová no aceptan transfusiones de sangre total ni de sus componentes principales (glóbulos rojos, blancos, plaquetas y plasma). Sin embargo, pueden aceptar otros tratamientos médicos que no impliquen el uso de sangre, como soluciones salinas, expansores plasmáticos o hemoderivados fraccionados. También pueden donar su propia sangre antes de una cirugía y recibirla después mediante un circuito cerrado.
Los testigos de Jehová afirman que su rechazo a las transfusiones no les pone en riesgo de muerte ni les impide recibir atención médica de calidad. Al contrario, sostienen que las transfusiones conllevan riesgos como enfermedades transmitidas por la sangre, reacciones del sistema inmunitario y errores humanos. Por eso, buscan médicos y cirujanos con experiencia en el uso de técnicas sin sangre, que hoy en día son cada vez más frecuentes y avanzadas. De hecho, muchos profesionales de la salud reconocen los beneficios de estas técnicas, tanto para los pacientes testigos como para otros que prefieren evitar las transfusiones por motivos personales.
No obstante, hay casos en los que las transfusiones pueden ser vitales para salvar la vida de una persona, especialmente en situaciones de emergencia o cuando hay una pérdida masiva de sangre. En estos casos, los testigos de Jehová tienen que decidir entre obedecer su conciencia religiosa o aceptar una transfusión contra sus creencias. Esta decisión puede ser muy difícil y generar conflictos éticos y legales entre los pacientes, sus familiares y los médicos. A veces, los tribunales tienen que intervenir para determinar si se respeta la voluntad del paciente o si se aplica el principio de beneficencia médica.
En conclusión, los testigos de Jehová no aceptan las transfusiones de sangre por una cuestión de fe basada en su interpretación de la Biblia. Esta postura les obliga a buscar alternativas médicas sin sangre y a enfrentarse a dilemas morales y jurídicos cuando su vida está en peligro. Su caso plantea un desafío para la medicina y la sociedad, que deben respetar la libertad religiosa y al mismo tiempo proteger la salud y la vida humanas.