Los poros abiertos son un problema común que afecta a muchas personas. La apariencia de nuestros poros está determinada por nuestra genética y el fotoenvejecimiento. Pero, también, encontramos varias causas que favorecen la aparición de poros abiertos y más dilatados. La producción de sebo en exceso, aunque esta si está relacionada exclusivamente con la genética y el tamaño de los poros. El estrés, las hormonas y nuestra propia alimentación y estilo de vida nos afecta en la disminución de la elastina de la piel alrededor de los poros. Cuando los poros se obstruyen con suciedad, maquillaje, células muertas o la propia contaminación, se dilatan y se vuelven más visibles. La carencia de vitamina A, la piel excesivamente seca o grasa, la temperatura y la exposición a altas temperaturas también pueden provocar la dilatación de los poros.
Para cerrar los poros, es importante mantener una rutina de limpieza facial diaria. Limpia tu rostro con un jabón suave y agua tibia para eliminar la suciedad y el exceso de aceite. Luego, utiliza un exfoliante facial para eliminar las células muertas de la piel y destapar los poros. Asegúrate de no exfoliar demasiado fuerte, ya que esto puede irritar la piel. Otro remedio casero popular para cerrar los poros es el hielo. Coloca unos cubos de hielo en un paño y aplícalos sobre tu rostro durante unos minutos. El frío ayuda a reducir la inflamación y a cerrar los poros. También puedes probar con una mascarilla facial de arcilla, que ayuda a absorber el exceso de aceite y a reducir la apariencia de los poros.