El trastorno de ansiedad no se «nace» ni se «hace» en el sentido de que no es algo con lo que se nazca como una condición innata. En su lugar, se desarrolla debido a una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos.
Los factores genéticos pueden desempeñar un papel en la predisposición a la ansiedad, lo que significa que si tienes antecedentes familiares de trastornos de ansiedad, es posible que tengas un mayor riesgo de desarrollarlos. Sin embargo, tener una predisposición genética no garantiza que desarrollarás un trastorno de ansiedad.
Los factores ambientales, como el estrés crónico, traumas, experiencias traumáticas en la infancia o eventos estresantes significativos, pueden desencadenar o contribuir al desarrollo de un trastorno de ansiedad.
Los factores psicológicos, como el pensamiento negativo recurrente o patrones de comportamiento evitativo, también pueden desempeñar un papel en el desarrollo de la ansiedad.
En resumen, el trastorno de ansiedad no se hereda ni se desarrolla exclusivamente por factores ambientales; es una interacción compleja entre predisposición genética y factores ambientales y psicológicos lo que puede contribuir a su desarrollo. Es importante destacar que la ansiedad es tratable con la ayuda adecuada, que puede incluir terapia y, en algunos casos, medicamentos. Si sientes que estás experimentando síntomas de ansiedad, te recomiendo buscar la ayuda de un profesional de la salud mental para un diagnóstico y tratamiento adecuados.