La pandemia del COVID-19 ha tenido un impacto devastador en la economía y la sociedad peruana, especialmente en los sectores más vulnerables. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la pobreza monetaria afectó al 30.1% de la población en el 2020, lo que significa un aumento de 9.6 puntos porcentuales respecto al 2019. Esto implica que más de 3.3 millones de peruanos cayeron en la pobreza el año pasado, sumándose a los 6.4 millones que ya se encontraban en esa situación.
La pobreza monetaria se mide por el ingreso de las personas y se considera pobres a aquellas que no pueden cubrir una canasta básica de consumo de alimentos y no alimentos. El valor de esta canasta fue de S/ 352 mensuales por persona en el 2020.
A nivel de regiones, de acuerdo con estimaciones del Instituto Peruano de Economía (IPE), la pobreza creció en todos los departamentos². La mayor pobreza en el 2020 se observó en Huancavelica (47.7% de la población), seguido de Ayacucho (46.4%) y Pasco (44.8%). Por otra parte, aquellas con menor pobreza fueron Ica (8.5%) y Madre de Dios (11.3%).
Estas cifras reflejan las brechas sociales y territoriales que existen en el país, así como las limitaciones del Estado para brindar servicios básicos y oportunidades de desarrollo a todos los peruanos. La crisis sanitaria y económica ha evidenciado la urgencia de implementar políticas públicas efectivas para reducir la pobreza y la desigualdad, así como para fortalecer las capacidades productivas y humanas de la población.
El reto para el próximo gobierno es enorme, pues se requiere no solo recuperar los niveles de pobreza previos a la pandemia, sino también avanzar hacia un crecimiento inclusivo y sostenible que beneficie a todos los peruanos, especialmente a los más pobres.