Endiabladas venezolanas hicieron pecar a hombres fieles en Comas

Las extranjeras se aprovecharon de los incautos hombres que fueron tomados por el diablo.


Sus esculturales cuerpos, que con solo verlas, desenfrenan las fantasías de los mortales, impregnadas en ese aroma a colonia barato, y luces tenue bajo la sombra de lo prohibido, que encandila la piel y la diluye como vino tinto, se apoderaron de los instintos del desenfreno y cayeron en las garras del placer aunque sea por algunos segundos que fueron eternos.

Su voz, susurraba cada espacio del tiempo, nuestras mirada se juntaron, y sólo la sombra de un ayer, se mezclaron entre un abrir y cerrar de ojos, y cielo tupido, a fuego cruzado, lamian nuestros labios como si una nube gris, invadieran nuestras almas y se confundieran entre aplausos y aromas del amanecer.

Finalmente, cuando creía que era mi mejor día, tocaron la puerta, y al doblarla, los flashes de las cámaras invadieron mi rostro, y por destinos de la vida, deje ser por un segundo un hombre fiel.


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