Cuba, una isla en el Caribe, es gobernada por una élite comunista y socialista que, en la práctica, ha distorsionado los ideales de estos sistemas. Desde la caída del Muro de Berlín, el país ha enfrentado una serie de problemas graves en todos los aspectos de la vida cotidiana: salud, educación, transporte, servicios públicos, vivienda, alimentación, insalubridad, inseguridad, salarios bajos, falta de libertad de expresión y una emigración masiva que ha dado lugar a la diáspora cubana.
El gobierno cubano se empeña en mostrar una realidad ficticia a través de los medios de comunicación, engañando tanto al público interno como al externo para obtener apoyo económico. Mientras tanto, los ciudadanos comunes sufren las consecuencias de un sistema que no cumple con sus promesas de igualdad.
La vida diaria en Cuba es una lucha constante. Los cubanos de a pie enfrentan escasez de alimentos, ropa desgastada y viviendas en mal estado, con servicios básicos como electricidad y agua potable siendo intermitentes. En contraste, la élite política del Partido Comunista vive en el lujo, con grandes casas, aire acondicionado, coches de lujo y piscinas.
La emigración se ha convertido en la única esperanza para muchos cubanos que buscan una vida mejor fuera de la isla. La falta de medicamentos, el calor sofocante, los mosquitos y la falta de electricidad son solo algunas de las dificultades que enfrentan diariamente. La frustración y el cansancio son palpables, llevando a muchos a desear abandonar el país.
El malecón habanero, con sus aceras desgastadas, se ha convertido en el “Muro de los Lamentos” de los cubanos, un lugar donde lloran, ríen, aman y sueñan con un futuro mejor más allá del mar