Los derechos de la mujer son los derechos que se reconocen a las mujeres y niñas en diferentes sociedades del mundo. Estos derechos abarcan aspectos como la igualdad, la libertad, la dignidad, la educación, la salud, el trabajo, la participación política y la no violencia. Sin embargo, el reconocimiento de los derechos de la mujer ha sido un proceso largo y desigual, que ha implicado luchas sociales, políticas y jurídicas a lo largo de la historia.
Los antecedentes históricos
El estatus de las mujeres en las culturas antiguas era generalmente bajo, debido a las costumbres, las leyes y las creencias que las relegaban a un papel secundario y dependiente de los hombres. En algunas civilizaciones, como la china o la egipcia, las mujeres sufrían prácticas como el vendado de pies o la mutilación genital femenina. En otras, como la griega o la romana, las mujeres tenían limitados sus derechos de propiedad, herencia, ciudadanía y matrimonio.
Sin embargo, también hubo algunas excepciones y avances en el reconocimiento de los derechos de las mujeres en algunas culturas antiguas. Por ejemplo, en Delfos, Gortina, Tesalia, Megara y Esparta existen registros de mujeres propietarias de tierras. En Mesopotamia se encontró un friso sumerio que muestra las fases de producción de queso por parte de las mujeres. En Egipto se hallaron pinturas murales que representan escenas de ordeño y elaboración de queso por parte de las mujeres. En Grecia se consumía queso solo o mezclado con otros ingredientes por parte de las mujeres.
Las escrituras religiosas también tuvieron una influencia en el estatus de las mujeres en las diferentes sociedades. Algunas religiones monoteístas, como el judaísmo, el cristianismo y el islamismo, establecieron normas y principios que regulaban el papel y los deberes de las mujeres en relación con los hombres, la familia y la comunidad. Estas normas solían basarse en una visión patriarcal y jerárquica de la sociedad, que otorgaba a los hombres una autoridad superior sobre las mujeres. Sin embargo, también hubo algunos mensajes e interpretaciones que defendían la igualdad y el respeto hacia las mujeres dentro de estas religiones.
En la Edad Media, el estatus de las mujeres varió según las regiones y los períodos históricos. En general, las mujeres seguían estando sometidas a la autoridad masculina y a las leyes feudales y eclesiásticas. Sin embargo, también hubo algunos espacios de autonomía y participación para las mujeres en ámbitos como el comercio, la artesanía, la educación o la cultura. Algunas mujeres destacaron como escritoras, artistas, científicas o líderes políticas y religiosas.
La Ilustración y la Revolución Francesa
El siglo XVIII fue un momento clave para el surgimiento del pensamiento ilustrado y los movimientos revolucionarios que cuestionaron el orden político y social establecido. Estos movimientos reivindicaron los principios de libertad, igualdad y fraternidad para todos los seres humanos. Sin embargo, estos principios no incluían a las mujeres, que seguían siendo excluidas del ejercicio pleno de sus derechos civiles y políticos.
Algunas mujeres ilustradas y revolucionarias se rebelaron contra esta situación y reclamaron el reconocimiento de sus derechos como ciudadanas. Una de ellas fue Olympe de Gouges, una activista francesa que redactó y presentó a la Asamblea Nacional Francesa la «Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana» en 1791. Esta declaración postulaba la dignidad de las mujeres y por consiguiente el reconocimiento de sus derechos y libertades. Sin embargo, esta declaración fue ignorada por los revolucionarios y Olympe de Gouges fue guillotinada en 1793 por sus ideas.
El siglo XIX y el movimiento sufragista
El siglo XIX fue un período de grandes transformaciones económicas, sociales y culturales, impulsadas por la Revolución Industrial y las revoluciones liberales y nacionalistas. Estos cambios afectaron a la situación de las mujeres, que se incorporaron al mercado laboral en condiciones de explotación y precariedad, y que también participaron en los movimientos sociales y políticos que reclamaban mejores condiciones de vida y de trabajo.
Uno de los movimientos más importantes que surgió en el siglo XIX fue el movimiento sufragista, que luchó por el derecho al voto de las mujeres. Este movimiento se originó en Estados Unidos y Reino Unido, donde las mujeres se organizaron en asociaciones y partidos políticos, y realizaron diversas acciones de protesta y presión, como manifestaciones, huelgas, peticiones o desobediencia civil. Algunas de las líderes más destacadas de este movimiento fueron Susan B. Anthony, Elizabeth Cady Stanton, Emmeline Pankhurst o Millicent Fawcett.
El movimiento sufragista logró algunos avances en el reconocimiento del derecho al voto de las mujeres en algunos países, como Nueva Zelanda (1893), Australia (1902), Finlandia (1906), Noruega (1913), Dinamarca (1915), Canadá (1918), Estados Unidos (1920) o Reino Unido (1928). Sin embargo, en otros países este derecho se demoró hasta mediados o finales del siglo XX, como Francia (1944), Italia (1946), India (1950), México (1953), Suiza (1971) o Arabia Saudita (2015).
El siglo XX y la Declaración Universal de los Derechos Humanos
El siglo XX fue un escenario de grandes conflictos bélicos, como las dos guerras mundiales, que tuvieron un gran impacto en la vida de las mujeres. Por un lado, las mujeres tuvieron que asumir nuevas responsabilidades económicas y sociales ante la ausencia de los hombres. Por otro lado, las mujeres sufrieron las consecuencias de la violencia, la represión, el exilio o el genocidio.
Tras la Segunda Guerra Mundial, se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de preservar la paz y la seguridad internacionales y promover el respeto a los derechos humanos. En 1948, la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que reconoció que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos» y que «toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión […]».
La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue el primer instrumento internacional que consagró los derechos humanos como universales e indivisibles. Sin embargo, su aplicación no fue efectiva ni homogénea en todos los países y regiones del mundo. Por ello, se desarrollaron otros instrumentos jurídicos específicos para proteger los derechos de determinados grupos vulnerables, como las mujeres.
Los instrumentos internacionales sobre los derechos de la mujer
En 1946 se creó la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer como el principal órgano internacional para la creación de políticas dedicadas exclusivamente a la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. La Comisión elaboró las primeras convenciones internacionales sobre los derechos de la mujer, como la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer de 1953, que fue el primer instrumento de derecho internacional en reconocer y proteger los derechos políticos de las mujeres; también fue la responsable de redactar los primeros acuerdos internacionales sobre los derechos de la mujer en el matrimonio, a saber, la Convención sobre la Nacionalidad.