El agua es esencial para la vida y para la salud. Beber agua nos ayuda a hidratarnos, a eliminar toxinas, a regular la temperatura corporal y a prevenir enfermedades. Sin embargo, no siempre lo hacemos de la forma correcta. A veces cometemos errores al beber agua que pueden afectar negativamente a nuestro organismo y a nuestro bienestar. ¿Quieres saber cuáles son? Te los contamos a continuación:
1. Beber demasiada agua
Aunque el agua es beneficiosa, todo en exceso es malo. Si de golpe ingerimos demasiada agua, podemos causar lo que se conoce como intoxicación por agua o hiponatremia. Esto ocurre cuando el exceso de agua no se elimina porque los riñones no dan abasto, el agua permanece en el cuerpo y diluye la sangre, lo que puede tener consecuencias potencialmente mortales.
La hiponatremia provoca una disminución de los niveles de sodio en la sangre, lo que altera el equilibrio de los fluidos en las células. Esto puede causar síntomas como náuseas, vómitos, confusión, convulsiones y coma. Para evitarlo, lo mejor es beber agua de forma moderada y adaptada a nuestras necesidades, sin forzarnos ni excedernos.
2. Beber líquido inadecuado
No todas las bebidas son iguales ni tienen el mismo efecto en nuestro organismo. Algunas bebidas, como la cerveza, los refrescos o el café, pueden ser perjudiciales si las consumimos en exceso o como sustitutos del agua. Estas bebidas contienen alcohol, azúcar, cafeína u otras sustancias que pueden deshidratarnos, irritarnos o engordarnos.
El alcohol es una sustancia diurética que aumenta la producción de orina y la pérdida de líquidos y electrolitos. El azúcar es una fuente de calorías vacías que contribuye al sobrepeso y a la diabetes. La cafeína es un estimulante que puede alterar el sueño, la presión arterial y el sistema nervioso. Por eso, lo más recomendable es beber agua pura o infusiones naturales sin azúcar, y limitar el consumo de estas otras bebidas.
3. Beber agua muy fría
Beber agua muy fría puede resultar refrescante en verano, pero también puede tener efectos negativos en nuestra salud. Cuando bebemos agua muy fría, nuestro cuerpo tiene que gastar más energía para calentarla y adaptarla a nuestra temperatura interna. Esto puede provocar un choque térmico que afecte a nuestra digestión, nuestra circulación y nuestro sistema inmunológico.
Además, el agua muy fría puede contraer los vasos sanguíneos y dificultar el flujo de sangre y oxígeno al cerebro y al corazón. También puede irritar la garganta y favorecer las infecciones respiratorias. Por eso, lo más aconsejable es beber agua a temperatura ambiente o ligeramente fría, pero nunca helada.
4. Beber agua demasiado rápido
Otro error que podemos cometer al beber agua es hacerlo demasiado rápido o a sorbos grandes. Esto puede causar que traguemos aire junto con el agua, lo que puede provocar gases, hinchazón abdominal y eructos. También puede aumentar el riesgo de atragantamiento o ahogamiento si el agua pasa por la vía respiratoria en lugar de por la digestiva.
Para evitar estos problemas, lo mejor es beber agua lentamente y a sorbos pequeños, manteniendo la boca cerrada y respirando por la nariz. Así evitaremos tragar aire y facilitaremos la absorción del agua por nuestro organismo.
5. Beber mientras comes
Muchas personas tienen la costumbre de beber agua mientras comen, ya sea para acompañar la comida, para facilitar la deglución o para saciarse más rápido. Sin embargo, esto puede ser contraproducente para nuestra digestión y nuestra salud. Beber agua mientras comemos puede diluir los jugos gástricos y las enzimas digestivas, lo que dificulta la descomposición y la absorción de los nutrientes.
Además, beber agua mientras comemos puede aumentar el volumen del estómago y provocar una sensación de pesadez, hinchazón y reflujo. Por eso, lo más conveniente es beber agua antes o después de las comidas, pero no durante. De esta forma, hidrataremos nuestro cuerpo y prepararemos nuestro sistema digestivo para la ingesta de alimentos.
6. Beber agua del grifo
El agua del grifo es un recurso accesible y económico que podemos utilizar para hidratarnos. Sin embargo, no siempre es la mejor opción ni la más saludable. El agua del grifo puede contener sustancias químicas, como el cloro, que se utilizan para desinfectarla y evitar las infecciones. Estas sustancias pueden alterar el sabor, el olor y la calidad del agua, y afectar a nuestra salud.
El cloro puede reaccionar con la materia orgánica presente en el agua y formar subproductos potencialmente cancerígenos, como los trihalometanos. También puede irritar las mucosas, dañar la flora intestinal y alterar el equilibrio del pH. Por eso, lo más recomendable es filtrar el agua del grifo o hervirla antes de beberla, o bien optar por el agua embotellada o mineral.
Estos son algunos de los errores más comunes que podemos cometer al beber agua y que podemos evitar siguiendo estos consejos. Recuerda que el agua es vital para nuestra salud y que debemos beberla de forma adecuada y moderada. Si tienes alguna duda o consulta, puedes contactar con un médico o un nutricionista.