Las trepanaciones craneanas son una técnica que consiste en perforar el cráneo de una persona viva para acceder al cerebro. Se considera una de las operaciones más antiguas de la historia de la medicina, ya que se han encontrado evidencias de su práctica en diversas culturas y épocas, desde el Paleolítico hasta el siglo XX.
Las trepanaciones craneanas se realizaban con diferentes instrumentos, como cuchillos de piedra, metal o madera, o con dispositivos especiales como el tumi, una especie de hacha ceremonial usada por los antiguos peruanos. El procedimiento podía variar según la región y el periodo, pero generalmente implicaba hacer un corte o un raspado circular en el hueso, extrayendo una porción del mismo y dejando al descubierto la duramadre, la membrana que recubre el cerebro.
Las trepanaciones craneanas tenían distintos fines, según las creencias y los conocimientos de cada cultura. En algunos casos, se realizaban por motivos médicos, para tratar lesiones traumáticas, infecciones, tumores, epilepsia o dolores de cabeza. En otros casos, se realizaban por motivos rituales, para liberar espíritus malignos, aumentar el poder espiritual o como parte de una iniciación.
Las trepanaciones craneanas eran una intervención muy arriesgada, que podía causar infecciones, hemorragias o daños cerebrales. Sin embargo, se han encontrado muchos cráneos trepanados que muestran signos de curación y supervivencia, lo que indica que los antiguos cirujanos tenían ciertos conocimientos anatómicos y técnicas para evitar complicaciones. Por ejemplo, se ha documentado el uso de anestésicos naturales como la coca o el San Pedro, o de antisépticos como el vino o el vinagre.
Las trepanaciones craneanas son un testimonio de la capacidad humana para enfrentar el dolor y la enfermedad con ingenio y valentía. También son una muestra de la diversidad cultural y de las diferentes formas de entender el cuerpo y la mente.