La medicina en la Edad Media vivió un período de amplio estancamiento. Su escaso desarrollo se debió tanto a la cultura de la época como a la estructura de las sociedades medievales. La religión y la superstición fueron las mayores barreras que frenaron los progresos en la medicina. Los remedios en la Edad Media fueron primitivos e incluso la superstición formaba parte de los métodos que se utilizaban como intento de sanación. Medicinas a base de hierbas, purgas y prácticas riesgosas como el sangrado, fueron implementadas con frecuencia.
Aunque no hay un tratamiento médico específico que se destaque como el más impactante de la Edad Media, algunos procedimientos médicos eran comunes en ese momento. Por ejemplo, las sangrías, lavativas, purgas y ventosas eran técnicas que utilizaban los primeros médicos clínicos. Además, la cauterización de heridas, las trepanaciones craneales y la amputación de miembros también eran prácticas comunes.
En resumen, los tratamientos médicos en la Edad Media eran primitivos y a menudo peligrosos. La medicina moderna ha avanzado significativamente desde entonces y ha mejorado enormemente nuestra capacidad para tratar enfermedades y lesiones.