Una de las tradiciones más llamativas y curiosas del mundo es la de las mujeres jirafa, que se alargan el cuello con aros metálicos desde la infancia. Esta costumbre se practica en algunas etnias del sudeste asiático, especialmente en la tribu karen padaung, que vive en las montañas de Birmania y Tailandia.
El origen de esta costumbre es incierto, pero se cree que tiene un significado religioso, estético o de protección. Algunas teorías apuntan a que los aros simbolizan la pureza y la belleza de las mujeres, o que sirven para alejar a los espíritus malignos o a los posibles enemigos. Otras hipótesis sugieren que los aros son una forma de identidad cultural o de resistencia frente a la opresión.
Los aros se colocan alrededor del cuello desde los cinco años de edad, y se van añadiendo más con el paso del tiempo. El efecto visual es de un estiramiento del cuello, pero en realidad lo que ocurre es que los aros empujan hacia abajo las clavículas y las costillas, creando una deformación ósea. El peso de los aros puede llegar a los cinco kilos, y su número puede superar los veinte.
Las mujeres jirafa son una atracción turística en Tailandia, donde viven en poblados artificiales creados para mostrar su cultura y vender sus artesanías. Sin embargo, esta situación también genera controversia y críticas, ya que se considera que las mujeres jirafa son explotadas y privadas de sus derechos. Algunas organizaciones defienden que las mujeres jirafa deberían tener la libertad de elegir si quieren seguir con su tradición o no, y si quieren vivir en su hábitat natural o en otro lugar.
Las mujeres jirafa son un ejemplo de la diversidad cultural y humana que existe en el mundo, y también de los desafíos que plantea el respeto a las diferencias y la convivencia entre los pueblos.