Las lágrimas son un fluido que producen las glándulas lagrimales para humedecer, limpiar y proteger los ojos. Las lágrimas se liberan cuando parpadeamos o cuando lloramos por alguna emoción o irritación. Pero, ¿por qué las lágrimas saben saladas cuando las probamos o las sentimos en los labios?
Las lágrimas son saladas porque contienen sales que provienen de nuestro organismo. Estas sales tienen varias funciones importantes para el equilibrio y la salud de nuestros ojos y de nuestro cuerpo en general. Algunas de estas funciones son:
Mantener la presión osmótica: la presión osmótica es la fuerza que ejerce el agua para pasar de una zona con menor concentración de solutos a otra con mayor concentración. Los solutos son las sustancias disueltas en el agua, como las sales. Si las lágrimas no tuvieran sales, el agua de los ojos se perdería hacia el exterior o hacia el interior del cuerpo, causando deshidratación o hinchazón. Las sales ayudan a mantener la presión osmótica adecuada para que los ojos estén hidratados y no se dañen.
Regular el pH: el pH es una medida de la acidez o alcalinidad de una solución. El pH normal de los ojos es de 7,4, lo que significa que son ligeramente alcalinos. Si el pH se altera por algún factor externo, como una infección o un agente químico, los ojos pueden sufrir irritación, inflamación o lesiones. Las sales contribuyen a mantener el pH estable y a neutralizar las sustancias ácidas o básicas que puedan entrar en contacto con los ojos.
Prevenir infecciones: las sales tienen propiedades antisépticas, es decir, que impiden el crecimiento de microorganismos como bacterias, hongos o virus. Estos microorganismos pueden causar infecciones oculares, como conjuntivitis, orzuelos o queratitis. Las sales actúan como una barrera natural que protege los ojos de las posibles amenazas externas.
Las lágrimas son saladas porque así cumplen mejor su función de cuidar nuestros ojos. Las sales son esenciales para el equilibrio y la salud de nuestro organismo, y se encuentran en muchos otros fluidos, como el sudor, la saliva o la sangre. Las lágrimas son una muestra de que nuestro cuerpo es sabio y sabe cómo adaptarse a las diferentes situaciones que vivimos.