Los incas fueron una civilización que dominó gran parte de Sudamérica entre los siglos XIII y XVI. Su cultura, su arte y su arquitectura han despertado el interés y la admiración de muchos estudiosos y visitantes. Sin embargo, hay un aspecto físico que llama la atención de los incas: su falta de barba y bigote.
¿A qué se debía esta característica? ¿Era una cuestión de moda, de higiene o de genética? Veamos algunas posibles explicaciones.
Una de las hipótesis más aceptadas es la que señala que los incas eran lampiños por naturaleza, es decir, que tenían pocos o ningún vello facial o corporal. Esto se debería a una adaptación al medio ambiente en el que vivían, que era cálido y húmedo. Estas condiciones climáticas favorecían que el organismo regulase su temperatura mediante la sudoración y no mediante el vello, que actúa como aislante térmico.
Además, el clima también influía en la producción de hormonas, que son las encargadas de estimular el crecimiento del vello. Los incas tendrían niveles más bajos de testosterona, la hormona masculina que promueve el desarrollo de la barba y el bigote. Esto explicaría por qué algunos incas tenían algunos pelos en el mentón o en el labio superior, pero no una barba poblada como la de los europeos.
Otra hipótesis es la que sugiere que los incas se depilaban o se afeitaban el vello facial y corporal por motivos estéticos o religiosos. Algunos cronistas españoles que llegaron al Perú durante la conquista afirmaron que los incas se arrancaban los pelos con unas pinzas hechas de oro o plata, o con unas tijeras de cobre. También se dice que los incas se untaban las partes vellosas con una sustancia llamada llantén, que les hacía caer el pelo.
Según esta teoría, los incas consideraban el vello como algo sucio o impuro, y lo eliminaban para mostrar su limpieza y su devoción a sus dioses. También podría ser una forma de diferenciarse de los pueblos conquistados, que sí tenían barba y bigote. Así, los incas demostraban su superioridad y su nobleza.
En resumen, los incas no tenían barba ni bigote por una combinación de factores genéticos y culturales, que les hacían tener poco vello o eliminarlo voluntariamente. Esta era una seña de identidad de los hijos del sol, que contrastaba con la apariencia de los invasores europeos.