Las abejas son insectos fascinantes que tienen una gran importancia para el medio ambiente y para los humanos. Una de sus actividades más conocidas es la producción de miel, un alimento dulce y nutritivo que se obtiene a partir del néctar de las flores o de otras partes de las plantas. ¿Cómo hacen las abejas para transformar el néctar en miel? ¿Qué pasos siguen y qué beneficios tiene este proceso? En este artículo te lo explicamos.
El néctar, la materia prima de la miel
El primer paso para hacer miel es recolectar el néctar, un líquido azucarado que segregan las plantas con el objetivo de atraer a los insectos polinizadores, como las abejas. El néctar contiene principalmente agua y azúcares, como la sacarosa, la glucosa y la fructosa.
Las abejas obreras salen de la colmena en busca de flores con abundante néctar. Para ello, utilizan su sentido del olfato y la comunicación con sus compañeras, que les indican mediante una curiosa danza dónde se encuentran las mejores fuentes de néctar.
Las abejas liban el néctar con su larga lengua y lo almacenan en su estómago social o buche melario, que es distinto al estómago que usan para alimentarse. Cada abeja puede transportar hasta 70 mg de néctar en su buche. Si tiene hambre, puede abrir una válvula y pasar una parte del néctar a su estómago de comida para obtener energía.
La transformación del néctar en miel
Cuando las abejas tienen el buche lleno de néctar, regresan a la colmena y lo pasan por la boca a otras abejas obreras que se encargan de procesarlo. Estas abejas mastican el néctar durante unos 20 minutos y le añaden enzimas que descomponen los azúcares y facilitan la conservación. Algunas de estas enzimas son la invertasa, que hidroliza la sacarosa en glucosa y fructosa, y la glucosa oxidasa, que produce ácido glucónico y peróxido de hidrógeno.
Después de masticar el néctar, las abejas lo depositan en las celdas del panal, que son como pequeños frascos hechos de cera. El panal es una estructura hexagonal que las abejas fabrican con sus glándulas cereras. En el panal, el néctar se deshidrata y madura hasta formar la miel.
Para reducir el contenido de humedad del néctar, que es de alrededor del 70%, las abejas ventilan el panal con sus alas hasta que alcanza menos del 20%. Esto evita que la miel se fermente y se estropee. Además, el bajo pH y el peróxido de hidrógeno le dan propiedades antibacterianas y antisépticas.
Cuando la miel está lista, las abejas la sellan con una tapa de cera llamada opérculo. Así se conserva limpia y protegida de agentes externos. La miel es el alimento de las larvas y de las abejas adultas durante el invierno, cuando escasean las flores.
Los beneficios de la miel para los humanos
Los humanos aprovechamos la miel que producen las abejas desde hace miles de años. La miel es un alimento muy nutritivo, que contiene azúcares simples, vitaminas, minerales, aminoácidos, antioxidantes y otros compuestos beneficiosos. La miel tiene múltiples usos y propiedades, como:
- Endulzar y dar sabor a bebidas y alimentos.
- Aportar energía y mejorar el rendimiento físico e intelectual.
- Fortalecer el sistema inmunológico y prevenir infecciones.
- Aliviar la tos, el dolor de garganta y las irritaciones.
- Favorecer la cicatrización de heridas y quemaduras.
- Regular el tránsito intestinal y combatir el estreñimiento.
- Hidratar y suavizar la piel y el cabello.
Existen diferentes tipos de miel según el origen floral del néctar, el clima, la zona geográfica y el método de extracción. Algunos ejemplos son la miel de romero, la miel de azahar, la miel de eucalipto, la miel de brezo, la miel de tomillo, la miel de acacia, la miel de lavanda, etc. Cada tipo de miel tiene un color, un aroma, un sabor y unas propiedades distintas.
Para extraer la miel del panal, los apicultores utilizan diferentes técnicas. Una de las más comunes es el desoperculado, que consiste en retirar los opérculos de cera con un cuchillo o una máquina especial. Luego se coloca el panal en una centrífuga que hace girar los panales y extrae la miel por fuerza centrífuga. Después se filtra y se envasa la miel para su consumo.
La miel es un producto natural que no caduca si se conserva en condiciones adecuadas. Sin embargo, puede cristalizar con el tiempo debido a la presencia de glucosa. Esto no afecta a su calidad ni a sus propiedades, solo a su textura. Para devolverle su aspecto líquido, se puede calentar al baño maría o al microondas.