El consumo excesivo de azúcares añadidos (de los que se encuentran en las galletas, los pasteles y los refrescos) se ha vinculado con el cáncer.
Sin embargo, el azúcar no es una sustancia cancerígena y no hay pruebas que demuestren que consumir azúcar provoque cáncer por sí misma. Las células cancerosas consumen glucosa de manera más rápida que las células normales, pero esto se debe principalmente a la forma en que utilizan la energía.
Las células cancerosas a menudo dependen del metabolismo anaeróbico, que es menos eficiente en términos de producción de energía, pero les permite crecer rápidamente. Aunque las dietas altas en azúcares añadidos pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer a lo largo de la vida, eliminar el azúcar en realidad no afecta los tumores ya existentes.
En resumen, aunque el consumo excesivo de azúcares añadidos puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer, no hay evidencia científica que demuestre que el azúcar cause cáncer por sí misma.