La voz es una de las características que nos identifica como personas y que nos permite comunicarnos con los demás. Sin embargo, la voz no es siempre la misma a lo largo de nuestra vida, sino que sufre cambios según nuestra edad y nuestro sexo.
Uno de los cambios más notorios se produce en la pubertad, cuando las niñas y los niños empiezan a desarrollar sus rasgos sexuales secundarios. Entre ellos, se encuentra el cambio de voz, que consiste en una modificación del tono, el timbre y el volumen de la voz.
El cambio de voz se debe principalmente a los efectos de las hormonas sexuales sobre la laringe, el órgano que produce el sonido de la voz. La laringe está formada por un cartílago que contiene dos pliegues de tejido llamados cuerdas vocales. Cuando respiramos, las cuerdas vocales se abren para dejar pasar el aire hacia los pulmones. Cuando hablamos o cantamos, las cuerdas vocales se cierran y vibran al paso del aire, generando el sonido.
En la pubertad, las hormonas sexuales provocan que la laringe crezca y cambie de forma. En los niños, la laringe se hace más grande y más angular, lo que hace que sobresalga en el cuello formando la nuez de Adán. En las niñas, la laringe también crece, pero menos que en los niños y sin formar una protuberancia visible.
Además del tamaño y la forma de la laringe, las hormonas sexuales también afectan al tamaño y la tensión de las cuerdas vocales. En los niños, las cuerdas vocales se alargan y engrosan, lo que hace que suenen más graves. En las niñas, las cuerdas vocales también se alargan y engrosan, pero menos que en los niños, lo que hace que suenen más agudas.
El cambio de voz suele empezar entre los 11 y los 15 años en los niños y entre los 10 y los 14 años en las niñas. Sin embargo, el ritmo y la duración del cambio varían según cada persona. Algunas personas cambian de voz gradualmente y sin problemas, mientras que otras lo hacen de forma brusca y con dificultades.
Durante el cambio de voz es normal que la voz se vuelva inestable e irregular. A veces puede sonar más grave o más aguda de lo normal, o incluso desaparecer momentáneamente. Esto se debe a que las cuerdas vocales todavía se están adaptando al nuevo tamaño y forma de la laringe y no tienen un control total sobre su vibración. Estos fenómenos se conocen como quiebres o gallos de voz y suelen desaparecer al finalizar el cambio.
El cambio de voz es un proceso natural e inevitable que forma parte del crecimiento. No hay que avergonzarse ni preocuparse por él, sino aceptarlo con naturalidad y paciencia. Para cuidar la voz durante este periodo es importante evitar forzarla o gritar demasiado, beber agua con frecuencia para mantenerla hidratada y consultar con un médico o un logopeda si se tiene alguna duda o molestia.