Júpiter es el planeta más grande del sistema solar, con un diámetro de unos 140.000 km, unas 11 veces mayor que el de la Tierra. Sin embargo, a pesar de su enorme tamaño, Júpiter tiene el día más corto de todos los planetas, ya que tarda solo unas 10 horas en completar una vuelta sobre su eje.
¿Cómo es posible que un planeta tan grande gire tan rápido? La respuesta está en su composición. Júpiter es un planeta gaseoso, formado principalmente por hidrógeno y helio, sin una superficie sólida definida. Esto hace que su rotación no sea uniforme, sino que dependa de la latitud. El ecuador de Júpiter gira más rápido que sus regiones polares, a una velocidad de unos 43.000 km/h. Esto provoca una deformación en su forma, que se asemeja a un elipsoide achatado por los polos.
La rotación rápida de Júpiter también tiene consecuencias en su clima y su campo magnético. El planeta tiene fuertes vientos que generan bandas de nubes paralelas al ecuador, donde se producen tormentas eléctricas y se forman ciclones gigantes como la Gran Mancha Roja. Además, el movimiento del plasma en el interior de Júpiter crea un potente campo magnético que envuelve al planeta y a sus lunas en una región llamada magnetosfera.
Júpiter es, sin duda, un planeta fascinante que nos plantea muchos interrogantes sobre su origen, su estructura y su evolución. Su rápida rotación es solo uno de los muchos aspectos que lo hacen único en nuestro sistema solar.