Tener sexo bajo el agua puede parecer emocionante y tentador, pero hay algunas consideraciones importantes que debes tener en cuenta para asegurarte de que sea seguro y placentero:
Lubricación: El agua puede eliminar la lubricación natural del cuerpo, lo que puede causar fricción e incomodidad durante la actividad sexual. Es importante utilizar un lubricante a base de agua para compensar esta falta de lubricación y reducir el riesgo de irritación o lesiones.
Riesgo de infecciones: El agua puede contener bacterias, cloro o productos químicos que pueden irritar o causar infecciones en el área genital. Además, el agua puede diluir los fluidos corporales y los lubricantes, lo que podría afectar la protección ofrecida por los métodos anticonceptivos y los condones. Siempre es recomendable utilizar métodos anticonceptivos adecuados y condones para prevenir infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados.
Resbalones y caídas: El agua puede hacer que el entorno sea resbaladizo, lo que aumenta el riesgo de caídas o lesiones durante el acto sexual. Es importante tener cuidado y mantener un agarre seguro para evitar accidentes.
Pérdida de sensibilidad: El agua puede reducir la sensibilidad en el área genital y disminuir la intensidad de las sensaciones durante el sexo. Esto puede hacer que algunas personas encuentren más difícil alcanzar el orgasmo o experimentar la misma satisfacción sexual que en un entorno seco.
En general, si se toman precauciones adecuadas, tener sexo bajo el agua puede ser una experiencia segura y placentera. Asegúrate de comunicarte con tu pareja, utilizar lubricante, mantener una postura segura y tener en cuenta la higiene adecuada para minimizar cualquier riesgo potencial. Si tienes alguna preocupación específica o condiciones médicas, es recomendable hablar con un profesional de la salud para obtener consejos personalizados.