El suspiro es un acto involuntario y natural que consiste en una inhalación profunda seguida de una exhalación prolongada. Aunque a veces no nos damos cuenta, suspiramos unas 12 veces por hora, y lo hacemos por varias razones. En este artículo te explicamos las funciones físicas, emocionales y comunicativas del suspiro, y por qué lo hacemos cuando pensamos en alguien especial.
Desde el punto de vista físico, el suspiro tiene un papel importante en el sistema respiratorio. Según la profesora Silvia Pagliardini, de la Universidad de Alberta, los suspiros evitan que los alvéolos, los pequeños sacos de aire que hay en los pulmones, se colapsen y mantienen el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono. Además, los suspiros pueden mejorar los niveles de oxígeno en la sangre y equilibrar la respiración.
Desde el punto de vista emocional, el suspiro suele estar asociado a estados de ánimo negativos, como el estrés, la frustración, la tristeza o el aburrimiento. Según el psicólogo Jordan Gaines Lewis, algunos expertos hipotetizan que las personas suspiran en situaciones de ansiedad para obtener un alivio temporal del malestar. Un estudio de 2022 encontró que los suspiros estaban relacionados con respuestas emocionales como la excitación, la ansiedad y el dolor.
Sin embargo, no todos los suspiros son negativos. También podemos suspirar cuando sentimos alivio, satisfacción o admiración. Y, por supuesto, cuando pensamos en alguien que nos gusta o nos atrae. En este caso, el suspiro puede ser una forma de expresar nuestros sentimientos o deseos hacia esa persona, o una manera de liberar la tensión o la emoción que nos provoca.
Desde el punto de vista comunicativo, el suspiro puede tener diferentes significados según el contexto y el receptor. A veces, suspiramos para transmitir un mensaje a los demás sin usar palabras. Por ejemplo, podemos suspirar para mostrar aburrimiento, impaciencia o desaprobación. O también para llamar la atención, pedir ayuda o mostrar compasión.
Pero otras veces, suspiramos sin intención de comunicarnos con nadie. Simplemente lo hacemos como una reacción automática a nuestro estado interno o a nuestro entorno. De hecho, según un estudio de 1995, las personas suspiran con la misma frecuencia cuando están solas que cuando están acompañadas.
En conclusión, suspiramos por una persona porque esa persona nos genera una emoción intensa que se refleja en nuestra respiración. El suspiro puede ser una forma de expresar lo que sentimos o lo que queremos, o simplemente una respuesta fisiológica a nuestro estado anímico. Lo cierto es que el suspiro es una manifestación natural y normal de nuestra vida emocional.