El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, anunció este miércoles la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria a nuevas elecciones presidenciales y legislativas, en medio de una crisis política que lo enfrentaba a un juicio político para su destitución y el boicot a su gobierno de los legisladores izquierdistas.
En un mensaje a la nación transmitido por radio y televisión, Lasso invocó el artículo 148 de la Constitución que le permite disolver el Parlamento por una sola vez, dentro de los tres primeros años de su mandato, por tres causales: cuando la Asamblea se hubiere arrogado funciones que no le corresponden, por obstrucción al plan nacional de desarrollo o por grave crisis política y conmoción interna.
Lasso argumentó que tomó esta decisión «democrática» porque «todos los esfuerzos del Poder Legislativo están enfocados en desestabilizar al Gobierno» y porque «esta es la mejor decisión posible que nos abre el camino para recuperar la esperanza, la tranquilidad».
Con la disolución del Parlamento, Lasso podrá gobernar hasta por seis meses por decreto con el control de la Corte Constitucional. Los ganadores de las próximas elecciones completarán el actual periodo presidencial y legislativo que termina en mayo de 2025.
La Asamblea Nacional estaba dominada por una coalición integrada por el partido Unión por la Esperanza (UNES) del expresidente Rafael Correa (2007-2017), el Partido Social Cristiano y el de los indígenas Pachakutik, que impulsaban un juicio político a Lasso por supuesta malversación de fondos.
El jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Nelson Proaño, expresó su apoyo al orden constituido y convocó a los ecuatorianos a mantener un clima de respeto a la ley. Advirtió que no se permitirá la ruptura del orden constitucional a través de la violencia y que las fuerzas armadas y la policía «actuaremos con firmeza» para proteger la vida, los derechos y garantías.