La prescripción de deuda es un mecanismo legal que permite al deudor liberarse de una obligación de pago cuando el acreedor no la ha reclamado dentro de un plazo determinado. La prescripción de deuda tiene como finalidad evitar que las deudas se prolonguen indefinidamente y que se respete el principio de seguridad jurídica.
En Perú, el plazo para que una deuda prescriba depende del tipo y origen de la misma. Según el Código Civil peruano, las deudas contractuales prescriben a los 10 años, las deudas por daños y perjuicios a los 1 año, las deudas por alimentos a los 10 años (o hasta los 20 años si el acreedor es menor o discapacitado), las deudas tributarias a los 4 años y las deudas de tarjetas de crédito a los 3 años.
Sin embargo, la prescripción no se produce automáticamente, sino que debe ser invocada por el deudor ante el juez o el acreedor. Además, la prescripción puede interrumpirse o suspenderse por diversas causas, como el reconocimiento expreso o tácito de la deuda, el inicio de un proceso judicial, el pago parcial o la prórroga del plazo.
¿Qué beneficios y riesgos tiene la prescripción de deuda?
La prescripción de deuda puede ser una opción para aquellas personas que se encuentran en una situación económica difícil y que no pueden hacer frente al pago de sus obligaciones. La prescripción les permite liberarse legalmente de sus deudas y evitar las consecuencias negativas que éstas pueden generar, como el embargo de sus bienes, el reporte en las centrales de riesgo o el acoso por parte de los cobradores.
No obstante, la prescripción también implica algunos riesgos y desventajas que deben ser considerados. Por un lado, la prescripción no elimina la existencia moral de la deuda, sino que solo impide su cobro legal. Esto significa que el acreedor puede seguir reclamando la deuda por otros medios, como el llamado social o la negociación extrajudicial. Por otro lado, la prescripción puede afectar negativamente al historial crediticio del deudor, dificultando su acceso a futuros créditos o servicios financieros.
¿Qué se debe hacer para acogerse a la prescripción de deuda?
Para acogerse a la prescripción de deuda, el primer paso es verificar si la deuda cumple con los requisitos legales para prescribir. Para ello, se debe consultar con un abogado o con la entidad acreedora sobre el tipo, origen y plazo de la deuda. También se debe revisar si se ha producido alguna causa que haya interrumpido o suspendido la prescripción.
Si se confirma que la deuda está prescrita o está próxima a prescribir, el segundo paso es invocar la prescripción ante el juez o el acreedor. Para ello, se debe presentar una solicitud escrita en la que se expongan los fundamentos legales y las pruebas que sustenten la prescripción. Si el juez o el acreedor aceptan la solicitud, se procederá a cancelar la deuda y a eliminarla del registro crediticio.
En conclusión, la prescripción de deuda es un mecanismo legal que puede ayudar a las personas a salir del sobreendeudamiento y a recuperar su estabilidad financiera. Sin embargo, también implica algunos riesgos y desafíos que deben ser evaluados antes de optar por esta alternativa. Lo más recomendable es asesorarse con un profesional y analizar las opciones disponibles para resolver las obligaciones pendientes.