Erick Moreno Hernández, conocido como ‘El Monstruo’, continúa prófugo en São Paulo, Brasil, y según informes de inteligencia, estaría siendo protegido por el Primeiro Comando da Capital (PCC), la organización criminal más poderosa y violenta del país. Moreno, líder de la banda peruana ‘Los Injertos del Cono Norte’, habría llegado al gigante sudamericano tras cruzar la frontera con Bolivia, en lo que las autoridades peruanas sospechan fue una ruta controlada por la mafia brasileña.
Un reciente megaoperativo en São Paulo, que movilizó a más de 160 agentes del Batallón de Choque, reforzó las sospechas sobre su vínculo con el PCC. El despliegue fue activado tras detectar indicios del incremento de mafias extranjeras, en especial peruanas, en territorio paulista. El caso de Moreno encendió las alarmas debido a su historial delictivo y la posibilidad de que busque consolidar una alianza criminal transnacional.
El PCC nació en 1993 dentro de una cárcel brasileña tras la masacre de Carandiru y desde entonces ha crecido hasta convertirse en una red criminal continental. Controla gran parte del tráfico de cocaína en Brasil, rutas de minería ilegal en la Amazonía, redes de extorsión, secuestro, corrupción y lavado de dinero. Se estima que su colaboración con mafias internacionales, como la ‘Ndrangheta’ italiana y el Cártel de Jalisco Nueva Generación, le permite exportar más del 50 % de la cocaína que llega desde Brasil a Europa.
En América Latina, el Primeiro Comando da Capital tiene presencia activa en Bolivia, Paraguay, Argentina, Chile y zonas fronterizas del Perú. En nuestro país, su interés se centra en las rutas cocaleras y los accesos fluviales hacia el Amazonas, lo que facilitaría el transporte de droga y oro ilegal. La llegada de ‘El Monstruo’ a São Paulo podría marcar el inicio de una colaboración más directa con bandas peruanas, elevando el riesgo de una expansión del crimen organizado transfronterizo.
Según exautoridades peruanas como el general (r) Danilo Guevara y el exministro Rubén Vargas, Erick Moreno no habría huido a Brasil solo para esconderse, sino con el objetivo de forjar una alianza estratégica con el PCC. De confirmarse este pacto, se estaría configurando un escenario alarmante para la seguridad regional, donde organizaciones criminales peruanas podrían integrarse en la estructura de la mafia más temida de América Latina.