Jauja, una pequeña ciudad ubicada en el valle más ancho de la cordillera de los Andes, fue fundada en 1534 por Francisco Pizarro y sirvió como la primera capital de todos los territorios conquistados por él. A pesar de que Jauja solo ostentó el título de capital durante un año, su importancia histórica y cultural sigue siendo reconocida por los peruanos y visitantes de todo el mundo.
La ubicación geográfica y estratégica de Jauja la convirtió en un lugar ideal para establecer una ciudad. Además, la diversidad de su paisaje natural y su clima agradable atraían a las personas que buscaban sanarse de enfermedades como la Tisis o Tuberculosis. Esto hizo que la ciudad se convirtiera en un importante centro administrativo y cultural en los primeros años de la conquista española.
A pesar de que los españoles encontraron un lugar más cercano al litoral y con salida al mar en Lima, la importancia histórica y cultural de Jauja sigue siendo reconocida por los peruanos. La ciudad ha conservado sus costumbres, danzas, comida típica y paisajes naturales, lo que encantó a los españoles mucho antes de conocer Cusco. De hecho, el valle andino es conocido por los europeos como ‘¡Esto es Jauja!’, gracias a la belleza de su entorno natural.
En la actualidad, Jauja sigue siendo un lugar acogedor para todos aquellos que llegan por primera vez, y con la llegada de más habitantes, la ciudad ha ido cambiando poco a poco, pero ha conservado su encanto y su importancia histórica. Además, las riquezas saqueadas del Perú tenían como origen la primera capital del país, y todo el oro que se envió a España se administró desde Jauja.
En resumen, Jauja, la primera capital del Perú, sigue siendo un lugar de gran importancia histórica y cultural para los peruanos y visitantes de todo el mundo. A pesar de haber perdido su título de capital en 1535, la ciudad ha conservado su encanto y su riqueza cultural, y sigue siendo un lugar que encanta a quienes tienen la oportunidad de visitarla.