La noche es el momento en el que muchos animales salen a cazar, a buscar alimento o a explorar su territorio. Pero ¿cómo pueden ver en la oscuridad? ¿Qué les permite orientarse y detectar a sus presas o depredadores? En este artículo te lo explicamos.
Los animales nocturnos tienen que adaptarse a un ambiente con poca o ninguna luz. Para ello, han desarrollado una serie de características que les permiten mejorar su visión nocturna. Algunas de estas características son:
Tapetum lucidum: se trata de una capa de tejido reflectante que tienen algunos animales en la parte trasera de la retina. Esta capa actúa como un espejo que refleja la luz que entra en el ojo y la vuelve a enviar a la retina, aumentando así la sensibilidad a la luz. El tapetum lucidum es lo que hace que los ojos de algunos animales brillen en la oscuridad cuando les da una fuente de luz. Un ejemplo de animal con tapetum lucidum es el gato.
Bastones: los bastones son unas células fotorreceptoras que tienen los animales en la retina y que les sirven para percibir la luz y el movimiento. Los animales nocturnos tienen más bastones que los diurnos, lo que les permite ver mejor con poca luz. Sin embargo, los bastones no distinguen bien los colores, por lo que los animales nocturnos suelen ver en blanco y negro o con tonos grises. Un ejemplo de animal con muchos bastones es el búho.
Pupila: la pupila es el orificio por el que entra la luz en el ojo. Los animales nocturnos tienen una pupila más grande y más flexible que los diurnos, lo que les permite regular mejor la cantidad de luz que entra en el ojo. Así, pueden dilatarla al máximo para aprovechar la poca luz disponible o contraerla para evitar el deslumbramiento. Un ejemplo de animal con una pupila grande y flexible es el leopardo.
Otros sentidos: además de la vista, los animales nocturnos cuentan con otros sentidos muy desarrollados que les ayudan a orientarse y a cazar en la oscuridad. Por ejemplo, el olfato, el oído, el tacto o la ecolocalización. La ecolocalización es la capacidad de emitir sonidos y recibir sus ecos para detectar objetos y obstáculos en el espacio. Un ejemplo de animal con ecolocalización es el murciélago.
Como ves, los animales nocturnos son unos seres vivos asombrosos que han sabido adaptarse a un entorno oscuro y desafiante. Gracias a ellos, la noche no es un lugar tan silencioso y tranquilo como parece, sino que está llena de vida y actividad.