Los huevos son un alimento muy nutritivo y versátil, que se pueden consumir de muchas formas y en diferentes recetas. Sin embargo, también son un alimento perecedero, que puede estropearse con el tiempo y causar problemas de salud si se ingiere en mal estado. Por eso, es importante saber cómo reconocer si un huevo está malogrado antes de usarlo. En este artículo te mostramos tres trucos infalibles para saber si un huevo está malogrado sin tener que romper la cáscara.
El truco del agua: el más sencillo y rápido
Este truco consiste en sumergir el huevo en un recipiente con agua fría y observar su comportamiento. Si el huevo se hunde hasta el fondo y se queda horizontal, significa que está fresco y se puede consumir sin problemas. Si el huevo se hunde pero se queda inclinado o vertical, significa que no está tan fresco pero aún se puede consumir. Si el huevo flota en la superficie, significa que está malogrado y hay que desecharlo.
La explicación de este truco es que los huevos tienen una cámara de aire en su interior, que aumenta de tamaño a medida que el huevo pierde frescura y humedad. Por eso, los huevos más viejos y malogrados son más ligeros y flotan en el agua.
El truco del sonido: el más rudimentario y curioso
Este truco consiste en agitar el huevo cerca del oído y escuchar si hace algún ruido. Si el huevo no hace ningún sonido o hace un sonido muy leve, significa que está fresco y se puede consumir sin problemas. Si el huevo hace un sonido fuerte o como de chapoteo, significa que está malogrado y hay que desecharlo.
La explicación de este truco es que los huevos malogrados tienen una clara y una yema más líquidas y menos consistentes, que se mueven dentro de la cáscara al agitar el huevo. Por eso, los huevos malogrados hacen más ruido al agitarlos.
El truco del cocido: el más seguro y definitivo
Este truco consiste en cocer el huevo en agua hirviendo durante unos 10 minutos y luego cortarlo por la mitad para observar su aspecto. Si el huevo tiene la clara firme y transparente, la yema centrada y compacta, y una cámara de aire pequeña, significa que está fresco y se puede consumir sin problemas. Si el huevo tiene la clara blanda o turbia, la yema desplazada o deshecha, y una cámara de aire grande, significa que está malogrado y hay que desecharlo.
La explicación de este truco es que los huevos frescos tienen una clara y una yema más densas y coaguladas, que se mantienen en su lugar al cocer el huevo. Por eso, los huevos frescos tienen un aspecto más apetecible al cortarlos por la mitad.