Los cóndores son aves rapaces que pertenecen a la familia de los buitres. Existen dos especies de cóndores: el cóndor andino y el cóndor de California. Ambas especies están en peligro de extinción debido a la pérdida de hábitat, la caza furtiva y el envenenamiento.
El cóndor andino es el ave voladora más grande del mundo, con una envergadura de hasta 3,3 metros. Se encuentra principalmente en los Andes, desde Venezuela hasta Tierra del Fuego, pero también habita en zonas costeras y desérticas donde hay corrientes de aire ascendentes que le permiten planear con facilidad1.
El cóndor de California es el ave voladora más grande de América del Norte, con una envergadura de hasta 2,9 metros. Se distribuye por las montañas y los cañones de California, Arizona y Utah, y ocasionalmente por el norte de México. Estuvo al borde de la extinción en la década de 1980, cuando solo quedaban 22 individuos en libertad, pero gracias a un programa de cría en cautividad y reintroducción se ha logrado aumentar su población a más de 400 ejemplares.
Los cóndores se alimentan principalmente de carroña, es decir, de animales muertos que encuentran en el suelo. Tienen un excelente sentido de la vista que les ayuda a localizar su alimento desde grandes alturas. También tienen un pico fuerte y curvo que les permite desgarrar la carne y acceder a las partes más nutritivas del cadáver.
Los cóndores son monógamos y forman parejas estables que se mantienen durante toda la vida. Anidan en lugares elevados y protegidos, como acantilados o cuevas. La hembra pone un solo huevo cada dos o tres años y ambos padres se encargan de incubarlo y cuidarlo hasta que el polluelo es capaz de volar, lo que puede tardar hasta un año.
Los cóndores son animales majestuosos y emblemáticos que representan un papel importante en el equilibrio ecológico de los ecosistemas donde viven. Sin embargo, están amenazados por diversas causas humanas que ponen en riesgo su supervivencia. Es necesario protegerlos y conservarlos para evitar su desaparición definitiva.