¿Sabías que la primera embarcación peruana en dar la vuelta al mundo fue la fragata Amazonas? En este artículo te contaremos todo lo que necesitas saber sobre esta histórica hazaña marítima que tuvo lugar en el siglo XIX.
La construcción de la fragata Amazonas
En el año 1851, durante el gobierno del mariscal Ramón Castilla, se ordenó la construcción de la fragata Amazonas en los astilleros de Woolwich, Inglaterra. La nave, de 63 metros de eslora y 16 de manga, estaba destinada a ser el buque insignia de la Armada Peruana.
Sin embargo, al llegar al Perú en 1852, la nave presentó varias fallas que impidieron su pleno funcionamiento. Debido a ello, se decidió que la Amazonas fuera utilizada únicamente como nave de instrucción para nuevos oficiales de la Marina.
El viaje alrededor del mundo
El 25 de octubre de 1856, la fragata Amazonas zarpó del puerto del Callao con una tripulación de 286 hombres, incluyendo oficiales, marineros y cadetes. Su objetivo era realizar una travesía de instrucción que la llevaría a recorrer los principales puertos del mundo.
Durante su travesía, la Amazonas tuvo que enfrentarse a una serie de desafíos y obstáculos. En Hong Kong, por ejemplo, tuvo que sortear los peligros de la Segunda Guerra del Opio, mientras que en la India se enfrentó a un brote de cólera que afectó a gran parte de la tripulación.
A pesar de todo, la fragata logró completar su recorrido, que incluyó paradas en Singapur, el cabo de Buena Esperanza, la isla de Santa Elena, Londres, Río de Janeiro, el estrecho de Magallanes y Arica.
El regreso al Callao
Finalmente, después de 582 días fuera de su puerto de origen y de haber recorrido más de 41 000 millas náuticas, la fragata Amazonas regresó al Callao el 29 de mayo de 1858. A pesar de la alegría de su llegada, la tripulación tuvo que lamentar la muerte de 58 hombres y la deserción de otros 28 durante el trayecto.
La importancia de la hazaña
La vuelta al mundo de la fragata Amazonas fue un logro significativo para la Marina peruana, que demostró su capacidad para realizar travesías de larga distancia en un momento en que las grandes potencias europeas dominaban los mares del mundo.
Además, la expedición permitió que los jóvenes oficiales y cadetes de la Marina peruana adquirieran una valiosa experiencia en el manejo de una nave de guerra en condiciones extremas.