La tragedia del Estadio Nacional de Lima sigue siendo recordada como uno de los peores momentos en la historia del fútbol peruano. El partido clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Tokio entre la selección peruana y la argentina se había convertido en el centro de atención del país, pero lo que sucedió ese día dejó una marca imborrable en la memoria de muchos.
El árbitro Guillermo Drago anuló un gol legítimo de la selección peruana, lo que desató la furia de la multitud. Los hinchas comenzaron a lanzar objetos al campo de juego en señal de protesta, lo que llevó a la intervención de la policía. En un intento por controlar la situación, la policía lanzó gases lacrimógenos en el estadio, pero esto solo empeoró las cosas.
La multitud comenzó a correr hacia las puertas de salida, pero estas estaban cerradas. La avalancha humana que se formó en la salida principal del estadio hizo que cientos de personas quedaran atrapadas y aplastadas. La policía intentó abrir las puertas de emergencia, pero esto no fue suficiente para evitar la tragedia.
En total, 328 personas perdieron la vida y más de 500 resultaron heridas. La ciudad de Lima quedó en shock tras el incidente, que rápidamente se convirtió en noticia a nivel mundial. Las autoridades peruanas se vieron obligadas a tomar medidas para evitar que algo similar volviera a suceder.
El gobierno peruano ordenó una investigación inmediata para determinar quiénes eran los responsables de la tragedia. Se identificó que la falta de medidas de seguridad, la falta de salidas de emergencia adecuadas y la falta de experiencia de la policía para manejar situaciones similares fueron los principales factores que contribuyeron a la tragedia.
La tragedia de Lima ha dejado una marca imborrable en el fútbol peruano. Desde ese día, el país ha tomado medidas para mejorar la seguridad en los estadios y garantizar que algo así nunca vuelva a suceder. Pero, a pesar de todo, la memoria de las personas que perdieron la vida en el estadio nacional ese día seguirá siendo recordada. La tragedia de Lima es una lección que no debe ser olvidada, no solo en el fútbol peruano, sino en todo el mundo del deporte.