La ciudad de Lima fue poblada por una mezcla de españoles, indios y negros en los inicios de la conquista española. Francisco Pizarro, líder de los conquistadores, repartió el centro de Lima entre sus primeros compañeros y los que llegaron después, dividiendo un total de 214 hectáreas en 117 manzanas o cuadras.
Los españoles pobres recibieron las tierras en el centro de la ciudad, mientras que los indios y negros fueron trasladados a dos barrios: el Pueblo de indios del Cercado (hoy Barrios Altos) y el Arrabal de San Lázaro (hoy Rímac). A partir de estos dos núcleos, Lima comenzó a crecer y expandirse a lo largo de los años.
En el siglo XVIII, Lima contaba con 223 haciendas que llegaron a ser propiedad de italianos o sus hijos hasta el siglo XX. Estas haciendas estaban ubicadas en las afueras de la ciudad, en zonas como el valle del Rímac y el valle de Lurín. Fueron el hogar de la aristocracia limeña y testigos de la época colonial.
A pesar de la mezcla de culturas que habitó Lima en sus inicios, la ciudad logró consolidarse como una de las más importantes de América Latina. Su rica historia y patrimonio cultural la convierten en un destino turístico imperdible para aquellos que quieren conocer la historia de América Latina.
Hoy en día, Lima es una ciudad moderna y cosmopolita, con una gran variedad de restaurantes y una vida nocturna vibrante. Pero a pesar de su modernidad, la historia y cultura de la ciudad siguen siendo una parte importante de su identidad y atractivo para los visitantes. Si estás planeando un viaje a América Latina, no te pierdas la oportunidad de conocer la ciudad de Lima y su fascinante historia.