La cultura Chavín fue una de las primeras civilizaciones que se desarrollaron en el antiguo Perú. Se extendió entre los años 1200 y 400 a.C., durante el periodo conocido como Horizonte Temprano. Su influencia abarcó gran parte de los Andes centrales y norteños, desde Piura hasta Ica.
La cultura Chavín tuvo su centro principal en la ciudad de Chavín de Huántar, ubicada en el departamento de Áncash, a unos 3 200 metros sobre el nivel del mar. Allí se construyó un impresionante complejo ceremonial, formado por varias pirámides, plazas, galerías y canales subterráneos. El edificio más destacado es el llamado Templo Nuevo, donde se encuentra la famosa escultura de la Cabeza Clava, que representa a un ser antropomorfo con rasgos felinos.
La cultura Chavín se caracterizó por su arte religioso, que expresaba una visión mítica del mundo y una cosmovisión dualista. Sus principales manifestaciones fueron la cerámica, la orfebrería, la litoescultura y el textil. Sus motivos más recurrentes fueron los animales sagrados, como el jaguar, el cóndor, el caimán y la serpiente.
La cultura Chavín fue una cultura integradora, que logró difundir sus creencias y valores a través de redes de intercambio y peregrinación. Su legado fue fundamental para el desarrollo posterior de otras culturas andinas, como la Paracas, la Mochica y la Nazca.
Quién descubrió la cultura Chavín
El descubridor de la cultura Chavín fue el arqueólogo peruano Julio César Tello Rojas, quien la consideró como la «cultura matriz» o «madre de las civilizaciones andinas». Tello realizó varias expediciones a Chavín de Huántar entre 1919 y 1945, y publicó sus hallazgos en diversos libros y artículos.