Las siete maravillas del mundo antiguo son un legado histórico que ha sobrevivido al paso del tiempo y que aún hoy en día sigue maravillando a quienes las visitan. Estas estructuras monumentales fueron construidas hace miles de años y son un testimonio de la capacidad y habilidades humanas de la época.
Las pirámides de Egipto son la única de las siete maravillas que aún existe y puede ser visitada. Construidas hace más de 4.000 años, las pirámides de Keops, Kefrén y Micerino siguen siendo un misterio en cuanto a su construcción y el motivo por el cual fueron construidas. La grandeza y la majestuosidad de estas estructuras, que alcanzan alturas de más de 100 metros, son un testimonio del poderío de la civilización egipcia en aquel entonces.
El museo de Halicarnaso, una de las siete maravillas del mundo antiguo, fue construido como sepulcro para el esposo de la reina Artemisa. La estructura, que estaba ubicada en la antigua ciudad de Halicarnaso, en la actual Turquía, fue construida en el siglo VI a.C. y contenía muchas obras de arte y esculturas impresionantes. Aunque hoy en día no queda mucho de la estructura original, algunos fragmentos de esculturas han sido recuperados y se pueden ver en museos alrededor del mundo.
La estatua de Zeus o Jupiter, creada en el siglo V a.C. por el famoso escultor Fidias, fue una de las obras de arte más impresionantes de la época. La estatua, que medía más de 12 metros de altura, estaba hecha de marfil y oro y representaba al dios del trueno sentado en un trono con una estatuilla de la diosa de la victoria en su mano derecha y un cetro en la otra. Aunque la estatua fue destruida hace mucho tiempo, su legado ha sido inmortalizado en la literatura y en la cultura popular.
El templo de Diana de Efeso, terminado en el siglo IV a.C., fue una de las estructuras religiosas más impresionantes del mundo antiguo. Con 127 columnas de mármol de 10 metros de altura, el templo estaba adornado con algunas de las obras de arte más impresionantes de la época, incluyendo esculturas de Fidias y Praxíteles. Aunque la estructura original no existe en la actualidad, algunos restos del templo pueden ser visitados en Turquía.
El Coloso de Rodas, una gigantesca estatua de bronce que representaba a Apolo, fue construido en el siglo III a.C. y se encontraba en la entrada del Puerto de Rodas. Tan grande era la estatua que las embarcaciones podían pasar por entre sus piernas. Aunque la estatua fue destruida en un terremoto en el siglo VI d.C., su legado ha sido recordado a lo largo de los siglos.
El faro de Alejandría, construido en el siglo III a.C., era una gran torre de mármol blanco de unos 160 metros de altura. Fue uno de los faros más impresionantes y avanzados de su época y ayudó a los marineros a navegar por las peligrosas aguas del Mediterráneo durante siglos. Sin embargo, el paso del tiempo no ha hecho posible que esta maravilla siga existiendo. El faro fue dañado en terremotos que tuvieron lugar en los siglos X y XIV, y finalmente, desapareció en 1480. Aunque el faro ya no existe, su legado ha perdurado a través de los siglos. El faro de Alejandría se convirtió en un símbolo de la ingeniería y la tecnología avanzada de la Antigua Grecia y ha inspirado a generaciones de arquitectos y diseñadores.
Otra de las siete maravillas del mundo antiguo fueron los jardines colgantes de Babilonia, construidos por orden de Nabucodonosor en el siglo VI a.C. Estos jardines fueron creados para resurgir Babilonia de su perdido esplendor después del vandálico asalto a Siria. Los jardines estaban formados por una serie de terrazas que parecían estar suspendidas en el aire, adornadas con una gran variedad de plantas y árboles exóticos. Aunque no se sabe exactamente cómo se construyeron los jardines, se cree que se utilizaron técnicas avanzadas de ingeniería hidráulica para mantener la vegetación y las flores de los jardines. Los historiadores creen que los jardines cayeron en el olvido en época de Alejandro Magno en el siglo IV a. C, y finalmente, desaparecerían en torno al 126 a. C.