Las catacumbas son sin duda uno de los lugares más fascinantes e inquietantes de la historia de la humanidad. Se trata de un complejo sistema de túneles y bóvedas subterráneas que fueron construidas con el propósito de albergar a los muertos. Aunque la imagen que suele asociarse a las catacumbas es la de las romanas, lo cierto es que este tipo de construcciones se extendió por todo el mundo y en distintas épocas.
En la Colonia, existía la costumbre de enterrar a los muertos debajo de las iglesias, de modo que muchas criptas subterráneas fueron construidas con el mismo propósito. Por ejemplo, en Lima, la capital del Virreinato del Perú, se construyeron varias catacumbas para albergar a los difuntos. Las catacumbas de San Francisco, que hoy en día son uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, eran el principal cementerio de la ciudad durante ese tiempo. Pero también se construyeron bóvedas en otras iglesias, como las de los Huérfanos y Santa Ana, y en las catedrales de Ayacucho y Arequipa, así como en el convento máximo de San Francisco de Cuzco, las catacumbas de Torata en Moquegua y las catacumbas de San Francisco en Cajamarca.
Las catacumbas de San Francisco, que han cobrado fama con el nombre de catacumbas por su similitud con las romanas, son una serie de bóvedas subterráneas que se emplearon hasta principios del siglo XIX y sirvieron de sepultura a miembros de cofradías y hermandades. En ellas se pueden encontrar restos de miles de personas, muchas de las cuales fueron enterradas en condiciones precarias. A lo largo de los años, las catacumbas se han convertido en un auténtico museo de la muerte, un lugar que muestra cómo nuestros antepasados se enfrentaban al final de la vida y cómo honraban a sus difuntos.
Pero ¿por qué se construyeron las catacumbas? La respuesta es sencilla: en una época en la que las ciudades crecían rápidamente y la población aumentaba sin cesar, era necesario encontrar una forma de enterrar a los muertos sin que esto supusiera un problema para la salud pública. Las iglesias y los cementerios de superficie no eran suficientes para dar cabida a tantos difuntos, de modo que se optó por construir criptas subterráneas en las que pudieran ser enterrados. Además, las catacumbas permitían que los difuntos fueran enterrados de una forma más digna, en un lugar en el que pudieran ser recordados y honrados.
En definitiva, las catacumbas son un testimonio del pasado que nos recuerda cómo nuestros antepasados afrontaban la muerte y cómo construían su memoria colectiva. Hoy en día, son un lugar de visita obligada para aquellos que quieren conocer más sobre la historia y la cultura de Lima y del Perú en general.