Lanzar monedas a las fuentes es una de las tradiciones más comunes y antiguas que existen. Muchas personas lo hacen con la esperanza de que sus deseos se hagan realidad, pero ¿de dónde viene esta costumbre y qué sucede con el dinero que se acumula en el fondo de las fuentes?
El origen de esta práctica se remonta a la antigüedad, cuando el agua era considerada un regalo de los dioses y un símbolo de fertilidad, pureza y sanación. Los pueblos primitivos solían ofrecer pequeñas ofrendas de oro o metales preciosos a las fuentes o manantiales sagrados para agradecerles sus bondades o pedirles favores². Con el paso del tiempo, esta tradición se fue adaptando a diferentes culturas y religiones, y las monedas sustituyeron a los objetos más valiosos.
La razón más común por la que la gente arroja monedas a las fuentes es para buscar buena suerte⁴. Una persona puede desear riquezas, éxito en el amor o incluso una resolución agradable para una situación negativa. Los métodos varían, y algunas personas insisten en que el deseo debe expresarse verbalmente mientras se lanza la moneda al agua. Otras siguen reglas específicas según la fuente que visitan, como lanzar una, dos o tres monedas con la mano derecha por encima del hombro izquierdo en la famosa Fontana di Trevi de Roma².
Las fuentes se han convertido en grandes atractivos turísticos que envuelven tradiciones y deseos. Algunas de las más populares son la Fontana di Trevi en Roma, que recibe hasta 3 mil euros diarios en monedas lanzadas por los turistas; el Hotel Bellagio en Las Vegas, que recolecta en promedio 11 mil euros a la semana; o los Parques Disney, que no tienen cifras oficiales pero se estima que reciben decenas de dólares al día.
¿Qué hacen con todo el dinero que recolectan? La respuesta depende de cada entidad o gobierno responsable de las fuentes. La mayoría de ellos donan el dinero a organizaciones benéficas o sociales que ayudan a los más necesitados, como asilos, orfanatos, hospitales o fundaciones. Otras veces, el dinero se destina al mantenimiento o restauración de las propias fuentes, que sufren el desgaste del tiempo y la corrosión de las monedas³. Y en algunos casos, las monedas son objeto de robo o vandalismo por parte de personas inescrupulosas que se aprovechan de la buena voluntad de los demás.
Lanzar monedas a las fuentes es una forma de expresar nuestros anhelos y creer en la magia del agua. Sin embargo, también debemos ser conscientes de que esta costumbre puede tener consecuencias negativas para el medio ambiente y el patrimonio cultural. Por eso, antes de tirar una moneda, debemos informarnos sobre el destino del dinero y el estado de la fuente, y respetar las normas y leyes que regulan esta práctica. Así podremos seguir disfrutando de esta tradición sin perjudicar a nadie.