La Gran Muralla China es una de las obras de ingeniería más impresionantes y famosas de la historia. Se trata de una fortificación que se extiende por más de 5.000 kilómetros a lo largo del norte de China, desde el mar de Bohai hasta el desierto de Gobi. La muralla tiene una altura promedio de 6 a 7 metros y un ancho de 4 a 5 metros, y está formada por diferentes materiales, como piedra, ladrillo, tierra y madera. La muralla fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987 y es uno de los principales atractivos turísticos del país.
Pero, ¿por qué fue construida la Gran Muralla China? La respuesta es que la muralla tuvo un propósito defensivo y simbólico a lo largo de los siglos. La muralla se construyó y reconstruyó entre el siglo V a.C. y el siglo XVI por varias dinastías chinas, con el objetivo de proteger la frontera norte del imperio de las invasiones de tribus nómadas provenientes principalmente de Mongolia y Manchuria. Estas tribus, como los xiongnu, los khitan o los mongoles, representaban una amenaza constante para la seguridad, la economía y la cultura de China.
La muralla se desarrolló a partir de las fortificaciones y castillos fronterizos que existían en los distintos reinos chinos antes de su unificación. El primer emperador que ordenó conectar estas fortalezas en un solo sistema fue Qin Shi Huang, el fundador de la dinastía Qin, que unificó China en el siglo III a.C. Bajo su mandato, se construyeron unos 5.000 kilómetros de muralla con tierra compactada y piedra. Sin embargo, esta muralla no se conserva en su totalidad, ya que fue deteriorada por el clima y las guerras.
Las dinastías posteriores continuaron con la construcción y el mantenimiento de la muralla, según sus necesidades y recursos. La dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) extendió la muralla hacia el oeste para controlar las rutas comerciales de la seda. La dinastía Sui (581-618) reconstruyó la muralla con ladrillos cocidos. La dinastía Song (960-1279) construyó nuevas secciones de muralla para defenderse de los khitan y los jurchen.
La dinastía que más contribuyó a la construcción de la muralla fue la Ming (1368-1644), que gobernó China durante casi tres siglos. Los Ming eran descendientes de los han, que habían sido conquistados por los mongoles en el siglo XIII. Los Ming expulsaron a los mongoles del poder y establecieron una política aislacionista y defensiva frente a los extranjeros. Los Ming reconstruyeron gran parte de la muralla con ladrillos, piedra y cemento, y le añadieron torres de vigilancia, almenas, troneras y pasarelas. La muralla que vemos hoy en día corresponde principalmente a la obra de los Ming.
La muralla no solo tenía una función militar, sino también simbólica. La muralla representaba el poder y la autoridad del emperador, así como la identidad y la cultura del pueblo chino frente a los bárbaros. La muralla era una expresión del orden y la armonía que caracterizaban al imperio chino.
Sin embargo, la muralla no fue suficiente para evitar las invasiones ni para preservar el imperio. En el siglo XVII, los manchúes atravesaron la muralla y derrocaron a los Ming, fundando la dinastía Qing (1644-1911). Los Qing no continuaron con la construcción ni el mantenimiento de la muralla, ya que consideraban que era una obra inútil e ineficaz. La muralla fue abandonada y sufrió el deterioro y el saqueo. No fue hasta el siglo XX cuando se iniciaron los esfuerzos por restaurar y conservar la muralla como un símbolo nacional y un legado histórico.