El invierno es una estación dura para muchos animales, especialmente para los que viven en zonas frías y con poca comida disponible. Algunos de ellos han desarrollado una estrategia para sobrevivir a esta época: dormir durante todo el invierno. Este fenómeno se llama hibernación y consiste en entrar en un estado de letargo profundo en el que el metabolismo, la temperatura corporal, la respiración y el ritmo cardíaco se reducen al mínimo.
Los animales que hibernan lo hacen para ahorrar energía y evitar la deshidratación. Para ello, se preparan durante los meses previos al invierno acumulando grasa en sus cuerpos o almacenando comida en sus refugios. Algunos de ellos se esconden bajo tierra, en cuevas, madrigueras o troncos huecos, donde están protegidos del frío y de los depredadores.
Entre los animales que duermen todo el invierno podemos encontrar mamíferos, reptiles y anfibios. Algunos ejemplos son:
El oso: es uno de los animales que hibernan más conocidos. Puede pasar hasta cinco meses sin comer, beber, orinar ni defecar. Durante este tiempo, vive de la grasa que ha acumulado en sus jorobas. Su temperatura corporal baja unos 4°C y su ritmo cardíaco se reduce a 10 latidos por minuto.
La marmota: es un roedor que vive en las montañas de Europa y América del Norte. Antes de hibernar, excava una madriguera profunda y la llena de hierba seca. Su temperatura corporal baja de 37°C a 5°C y su ritmo cardíaco de 200 a 4 latidos por minuto. Puede perder hasta la mitad de su peso durante el invierno.
El murciélago: es un mamífero volador que se alimenta de insectos. Como estos escasean en invierno, el murciélago entra en un estado de torpor o hibernación parcial, en el que se despierta periódicamente para moverse o alimentarse. Se refugia en cuevas, áticos o grietas donde cuelga boca abajo. Su temperatura corporal baja de 40°C a 10°C y su ritmo cardíaco de 400 a 25 latidos por minuto.
La tortuga: es un reptil que vive tanto en tierra como en agua. Dependiendo de su hábitat, puede hibernar bajo tierra o sumergida en el fondo de un lago o un río. Su temperatura corporal se adapta a la del medio ambiente y su ritmo cardíaco se ralentiza tanto que puede pasar meses sin respirar. Para ello, utiliza el oxígeno disuelto en el agua o el que almacena en sus tejidos.
La rana: es un anfibio que vive cerca de fuentes de agua dulce. Cuando llega el invierno, se entierra en el barro o se cubre con una capa de hielo. Su temperatura corporal baja hasta casi congelarse y su ritmo cardíaco se detiene casi por completo. Para sobrevivir, produce una sustancia anticongelante que evita que sus células se dañen por el frío.
Estos son solo algunos ejemplos de animales que duermen todo el invierno, pero hay muchos más. La hibernación es una adaptación maravillosa que les permite resistir las condiciones más adversas y despertar cuando llega la primavera.