Esta es una característica que se presenta en muchos animales. Incluso los seres humanos suelen tener la misma reacción cuando se encuentran bajo diversas situaciones tensionales.
En el caso de los gatos, esto se produce como un sistema de defensa: cuando se sienten atacados o detectan algún peligro cercano, estos felinos empinan sus patas, arquean su cuerpo en forma de u invertida, erizan sus pelos y comienzan a gruñir y a mostrar los dientes.
Con esto, los gatos buscan aparentar mayor tamaño para amedrentar y espantar a su atacante.