La Luna es el único satélite natural de la Tierra y el único cuerpo celeste que hemos visitado los humanos. Sin embargo, hay una parte de la Luna que nos resulta desconocida: el lado oculto o lejano, que nunca podemos observar desde nuestro planeta. ¿A qué se debe este fenómeno?
La razón por la que siempre vemos la misma cara de la Luna es que su período de rotación sobre sí misma es igual a su período de traslación alrededor de la Tierra. Es decir, la Luna tarda lo mismo en dar una vuelta sobre su eje que en dar una vuelta alrededor de nuestro planeta: unos 27 días.
Esto hace que la Luna presente siempre el mismo hemisferio hacia la Tierra, al que llamamos lado cercano o visible. El otro hemisferio, al que llamamos lado oculto o lejano, queda fuera de nuestra vista. A este lado también se le suele llamar erróneamente el lado oscuro de la Luna, no porque sea oscuro sino porque nunca lo vemos.
Este fenómeno se debe a que la Tierra, por un efecto llamado acoplamiento de marea, ha frenado completamente a la Luna. La Tierra ejerce una fuerza gravitatoria sobre la Luna que es mayor en el lado cercano y menor en el lado lejano. Esto provoca una deformación en la forma de la Luna y una disminución en su velocidad de rotación hasta que se sincroniza con su velocidad orbital.
El acoplamiento de marea es común entre los satélites regulares y sus planetas. Por ejemplo, Plutón y Caronte también presentan siempre las mismas caras entre sí. Sin embargo, no todos los satélites están acoplados por marea. Por ejemplo, Deimos, uno de los satélites de Marte, no lo está.
El lado oculto de la Luna permaneció oculto para la humanidad hasta que la sonda soviética Luna 3 lo fotografió por primera vez el 7 de octubre de 1959. Desde entonces, varias misiones espaciales han explorado esta región lunar, como el Apolo 8, el primer vuelo tripulado que orbitó la Luna en 1968, o el Chang’e 4, el primer alunizaje en el lado oculto en 2019.
El lado oculto de la Luna es muy diferente al lado visible. Mientras que el lado visible tiene grandes zonas planas llamadas mares, formadas por antiguas erupciones volcánicas, el lado oculto tiene muy pocos mares y está cubierto por cráteres de impacto. Esto se debe a que el lado visible está más protegido de las colisiones por la influencia gravitatoria de la Tierra.
El lado oculto de la Luna también presenta dificultades para las comunicaciones con la Tierra, ya que no hay una línea directa entre ambos puntos. Por eso, se han lanzado satélites artificiales para actuar como repetidores de señal y permitir el envío y recepción de datos desde esta zona.
El lado oculto de la Luna es un lugar fascinante y misterioso que aún guarda muchos secretos por descubrir. Su estudio puede ayudarnos a comprender mejor la historia y evolución de nuestro satélite y su relación con nuestro planeta.