Los palillos son el utensilio más característico de la cultura china y de otros países asiáticos como Japón, Corea o Vietnam. Pero, ¿cuál es el origen de esta costumbre y por qué se mantiene hasta hoy?
Los palillos se inventaron en China hace unos 9.000 años, cuando los primeros hombres usaban ramas o huesos para sacar la comida de las ollas calientes y evitar quemarse. Con el tiempo, se fueron perfeccionando y se hicieron de materiales como el bambú, la madera, el metal o el marfil.
Los palillos se adaptan muy bien al tipo de comida china, que se corta en trozos pequeños antes de cocinarla y servirla. Así, no hace falta usar cuchillo ni tenedor para comerla, sino solo dos palitos que se manejan con habilidad.
Además, los palillos tienen una ventaja higiénica, ya que evitan tocar la comida directamente con las manos y así prevenir enfermedades. También tienen una ventaja ecológica, ya que son reutilizables y biodegradables.
Pero los palillos no solo son un instrumento práctico, sino también un símbolo cultural y filosófico. Los chinos consideran que los cuchillos son armas y que no deben estar en la mesa, donde se busca la armonía y la paz. Los palillos, en cambio, representan la sencillez y la humildad.
Los palillos también reflejan la forma de pensar de los chinos, que valoran el equilibrio y la dualidad. Los palillos son dos elementos iguales que se complementan y se necesitan mutuamente para funcionar. Además, los palillos tienen una forma cilíndrica que simboliza el cielo, mientras que la comida tiene una forma cuadrada que simboliza la tierra.
Los palillos son, por tanto, mucho más que un simple utensilio para comer. Son una expresión de la cultura, la historia y la filosofía china. Por eso, los chinos los usan con orgullo y respeto, siguiendo unas normas de etiqueta que hay que conocer si se quiere compartir una mesa con ellos.