Los volcanes son montañas o colinas que tienen una abertura por la que salen al exterior materiales procedentes del interior de la Tierra. Estos materiales pueden ser sólidos, líquidos o gaseosos, y se denominan productos volcánicos. Entre ellos, el más conocido es la lava, que es la roca fundida que fluye por la superficie terrestre.
Pero, ¿por qué los volcanes expulsan lava? La respuesta está en el origen y el movimiento del magma, que es el nombre que recibe la roca fundida cuando está en el interior de la Tierra.
El magma se forma en el manto terrestre, que es la capa intermedia entre el núcleo y la corteza. El manto está sometido a altas temperaturas y presiones, que hacen que algunas zonas se fundan parcialmente y generen magma. Este magma tiene una temperatura muy alta, entre 700 y 1200 ºC, y una menor densidad que las rocas del manto, lo que hace que tienda a ascender hacia la superficie.
El magma puede encontrar dos tipos de caminos para salir al exterior: las zonas de subducción y las zonas de rift.
Las zonas de subducción son lugares donde dos placas tectónicas chocan y una se hunde bajo la otra. Al hacerlo, la placa que se hunde se calienta y se funde parcialmente, generando magma. Este magma asciende por las fisuras de la corteza y forma volcanes en los bordes de las placas. Un ejemplo de este tipo de volcanes son los del Cinturón de Fuego del Pacífico.
Las zonas de rift son lugares donde dos placas tectónicas se separan y crean espacios vacíos entre ellas. Estos espacios se llenan con el magma que proviene del manto y que sale por las grietas de la corteza. Este magma es más fluido y menos viscoso que el de las zonas de subducción, lo que hace que fluya con más facilidad y forme volcanes con formas más alargadas y menos elevadas. Un ejemplo de este tipo de volcanes son los del Rift Africano.
Cuando el magma llega a la superficie terrestre, se produce una erupción volcánica. La erupción puede ser explosiva o efusiva, dependiendo de la cantidad y el tipo de gases que contenga el magma. Los gases son los responsables de crear la presión que hace que el magma salga con fuerza o con suavidad.
En una erupción explosiva, el magma tiene muchos gases disueltos y una alta viscosidad, lo que dificulta su salida. Al llegar a la superficie, los gases se expanden rápidamente y rompen el magma en fragmentos sólidos llamados piroclastos. Estos piroclastos pueden ser cenizas, lapilli o bombas volcánicas, según su tamaño. Los piroclastos salen disparados al aire formando una nube eruptiva que puede alcanzar varios kilómetros de altura. Un ejemplo de este tipo de erupción es la del volcán Krakatoa en 1883.
En una erupción efusiva, el magma tiene pocos gases disueltos y una baja viscosidad, lo que facilita su salida. Al llegar a la superficie, los gases se liberan lentamente y el magma fluye por el terreno formando coladas de lava. Estas coladas pueden tener diferentes formas y longitudes según la temperatura y la composición del magma. Un ejemplo de este tipo de erupción es la del volcán Kilauea en Hawái.
La lava es uno de los productos volcánicos más espectaculares e importantes, pues al enfriarse y solidificarse forma nuevas rocas y paisajes. La lava también puede tener efectos beneficiosos para la vida, pues aporta nutrientes al suelo y crea hábitats para algunas especies. Sin embargo, la lava también puede tener efectos negativos para la vida, pues puede destruir casas, cultivos, infraestructuras y ecosistemas. La lava también puede provocar incendios, humo, gases tóxicos y cambios climáticos. Por eso, es importante estar preparados y tomar medidas de prevención y protección ante una posible erupción volcánica.