Las palomitas de maíz son un aperitivo muy popular y divertido, que se obtiene al calentar los granos de ciertas variedades de maíz, como el maíz pira, el maíz reventón o el maíz rosetero. Estos granos tienen la particularidad de que al someterlos a altas temperaturas, explotan y se transforman en unas bolitas blancas y esponjosas.
Pero ¿por qué ocurre este fenómeno? La respuesta está en la estructura y la composición de los granos de maíz. Cada grano está formado por una capa externa muy dura e impermeable, llamada pericarpio, y un núcleo almidonado que contiene cierta cantidad de agua.
Cuando calentamos los granos de maíz, el agua que hay en su interior se convierte en vapor y aumenta la presión dentro del grano. El pericarpio resiste esta presión hasta que alcanza un punto crítico, que suele ser entre 175 y 180 °C. Entonces, el pericarpio se rompe y el vapor sale violentamente hacia afuera.
Al salir el vapor, el núcleo almidonado se expande y se solidifica rápidamente, formando una espuma blanca y crujiente. Este es el sonido característico del «pop» que escuchamos cuando las palomitas saltan.
No todos los granos de maíz saltan al mismo tiempo ni de la misma forma. Algunos pueden saltar más alto o más lejos que otros, dependiendo de la forma y el tamaño del grano, de la cantidad de agua que contenga y de la temperatura a la que se cocine.
Tampoco todos los granos de maíz saltan. Algunos se quedan sin explotar porque tienen defectos en el pericarpio que hacen que el vapor escape antes de alcanzar la presión suficiente para romperlo. Estos granos se conocen como «viejos» o «durmientes» y suelen ser más duros y menos sabrosos.
Las palomitas de maíz son un alimento nutritivo y saludable, siempre que se preparen sin mucha sal ni grasa. Contienen fibra, antioxidantes, vitaminas y minerales que benefician al organismo. Además, son una fuente de energía y diversión para grandes y pequeños.