El embarazo es una etapa de cambios físicos y emocionales que afectan a la mujer en todos los aspectos. Uno de los cambios más curiosos y llamativos es el de los antojos, es decir, el deseo intenso y repentino de comer algo específico, que puede ser dulce, salado o incluso extraño.
Las causas de los antojos
Los antojos son un fenómeno muy común durante el embarazo, que afecta a entre el 50% y el 90% de las mujeres gestantes. Sin embargo, no se sabe con certeza por qué se producen ni qué significan.
Existen varias hipótesis o teorías que intentan explicar los antojos, pero ninguna es definitiva ni concluyente. Algunas de las más aceptadas son:
La hipótesis hormonal: Según esta hipótesis, los antojos se deben a las variaciones hormonales que ocurren durante el embarazo y que alteran los sentidos del gusto y el olfato. Estos sentidos influyen en las preferencias y aversiones alimentarias de la mujer, que puede sentir más apetito por ciertos sabores o alimentos que antes le resultaban indiferentes o desagradables.
La hipótesis nutricional: Según esta hipótesis, los antojos responden a una necesidad nutricional del organismo de la mujer o del feto. Así, la mujer sentiría deseos de comer alimentos que le aportan algún nutriente que le falta o que necesita en mayor cantidad. Por ejemplo, el chocolate podría indicar una carencia de magnesio o el helado una necesidad de calcio.
La hipótesis psicológica: Según esta hipótesis, los antojos tienen un origen emocional y están relacionados con el estado de ánimo de la mujer. Los antojos serían una forma de compensar o aliviar el estrés, la ansiedad, el aburrimiento o la tristeza que puede sentir la mujer durante el embarazo. También podrían estar asociados a recuerdos o experiencias positivas que le generan placer o satisfacción.
Los tipos de antojos
Los antojos pueden ser muy variados y dependen de cada mujer y de cada momento del embarazo. No obstante, se pueden clasificar en algunos tipos generales según el tipo de alimento o sabor que se desea:
Antojos dulces: Son los más frecuentes y suelen incluir alimentos como chocolate, helado, galletas, pasteles, fruta o zumos. Estos antojos podrían estar relacionados con un aumento de los niveles de serotonina, una hormona que produce bienestar y felicidad.
Antojos salados: Son menos habituales y suelen incluir alimentos como patatas fritas, queso, embutidos, aceitunas o frutos secos. Estos antojos podrían estar relacionados con una disminución de los niveles de sodio en la sangre o con una mayor retención de líquidos.
Antojos ácidos: Son poco comunes y suelen incluir alimentos como limón, vinagre, pepinillos o yogur. Estos antojos podrían estar relacionados con una alteración del pH del estómago o con una mayor sensibilidad al sabor ácido.
Antojos extraños: Son muy raros y suelen incluir alimentos no comestibles o poco habituales como tierra, tiza, jabón o hielo. Estos antojos podrían estar relacionados con un trastorno llamado pica, que consiste en comer sustancias no nutritivas. La pica puede ser peligrosa para la salud de la madre y del feto y debe ser consultada con el médico.
Los consejos para manejar los antojos
Los antojos no son malos ni buenos en sí mismos, sino que dependen de la frecuencia, la intensidad y el tipo de alimento que se desea. En general, se pueden seguir algunos consejos para manejar los antojos de forma saludable y equilibrada:
No reprimir ni obsesionarse con los antojos. Es normal tener antojos durante el embarazo y no hay que sentirse culpable ni avergonzada por ello. Lo importante es no dejar que los antojos dominen la alimentación y se conviertan en una compulsión.
Moderar la cantidad y la calidad de los antojos. Se puede satisfacer un antojo de vez en cuando, siempre que sea con moderación y que no interfiera con una dieta sana y variada. Se debe evitar el consumo excesivo de alimentos ricos en azúcar, grasa o sal, que pueden ser perjudiciales para la salud de la madre y del feto.
Buscar alternativas más saludables a los antojos. Se puede intentar sustituir los alimentos poco nutritivos o dañinos por otros más sanos o naturales que tengan un sabor similar o que aporten el mismo nutriente. Por ejemplo, se puede cambiar el chocolate por frutos secos, el helado por yogur o el queso por tofu.
Mantener una hidratación adecuada. Beber agua u otros líquidos saludables como infusiones, zumos o caldos puede ayudar a reducir o calmar los antojos, ya que a veces se confunde la sed con el hambre. Además, la hidratación es fundamental para el buen funcionamiento del organismo y para prevenir problemas como la retención de líquidos o el estreñimiento.
Practicar ejercicio físico y relajación. Hacer actividad física moderada y adaptada al embarazo puede ayudar a liberar endorfinas, unas hormonas que producen placer y bienestar y que pueden disminuir los antojos. Asimismo, practicar técnicas de relajación como la respiración, el yoga o la meditación puede ayudar a controlar el estrés, la ansiedad o las emociones negativas que pueden provocar los antojos.