La justicia en el Imperio Inca era conocida por ser implacable y muy dura en la aplicación de castigos y torturas. El objetivo era mantener el orden social y hacer cumplir las leyes de la manera más efectiva posible. En este artículo, exploraremos los diferentes tipos de castigos y torturas utilizados por los incas para sancionar los delitos.
Pena de muerte
La pena capital era aplicada en los casos más graves, como rebeliones, sodomía, traición, homicidio, adulterio, hechicería, atentado contra el soberano o sus parientes y por violación de las vírgenes del sol. En estos casos, el condenado era ejecutado por medio de la strangulatio, que consistía en asfixiar al reo con una cuerda alrededor del cuello.
Azotes
A los mentirosos, sucios, jugadores, desobedientes o malcriados se les aplicaba azotes. La cantidad de azotes variaba dependiendo de la gravedad de la falta cometida. Aunque esta era una de las formas menos extremas de castigo, a menudo resultaba muy dolorosa y humillante para los condenados.
Trabajos forzados
Los trabajos forzados eran comunes como forma de castigo. Las personas condenadas eran enviadas a trabajar en obras públicas, como la construcción de caminos, puentes y templos. Este castigo era aplicado en casos de hurto o en situaciones en las que el condenado no podía pagar una multa.
Desmembramiento
En casos extremos de rebelión, se aplicaba la pena de desmembramiento. Los condenados eran despedazados vivos en una plaza pública, y sus extremidades eran expuestas como advertencia para aquellos que quisieran desafiar la autoridad del estado.
Desigualdad ante la ley
Es importante mencionar que en la aplicación de la pena, existía desigualdad ante la ley. Si el agraviante era un hatunruna (campesino), la pena era mayor que si era un curaca (noble). Además, los miembros de la nobleza inca eran inmunes a ciertos castigos, lo que generaba un sistema de justicia sesgado y discriminatorio.