Las líneas de Nazca fueron descubiertas por le arqueólogo peruano Toribio Mejía Xesspe en 1927. Según Mejía, estas líneas cumplían una función similar a la de los ceques incaicos: indicaban la ruta para dirigirse a los apus.
Por otro lado, el arqueólogo Paul Kosok sostenía que muchas de estas líneas se orientan hacia las salidas y puestas del sol durante los solsticios y equinoccios. Por su parte, la investigadora alemana María Reiche señalaba que estas líneas representan las constelaciones. Otros investigadores relacionan las líneas con los rituales del agua.