La colonia penitenciaria del Sepa, ubicada en plena selva amazónica, fue considerada por muchos como la cárcel más segura del mundo. Pero en 1973, un joven de 19 años llamado José Luis Rojas Moya desafió todas las probabilidades y logró escapar del penal junto a otros dos reclusos.
La historia de José Luis, conocido como el «Paillon peruano», es una de las más fascinantes de la historia penitenciaria del país. Sentenciado a 25 años por el asesinato de un monje franciscano, logró burlar la seguridad del penal y escapar en una audaz huida que dejó perplejas a las autoridades.
El penal del Sepa, construido en 1949 por órdenes del general Odría, se encontraba en un lugar remoto y de difícil acceso. La selva amazónica era un obstáculo natural que impedía cualquier intento de fuga. Además, las condiciones de vida en la colonia penitenciaria eran extremadamente duras, lo que hacía que los presos tuvieran pocas posibilidades de sobrevivir fuera del recinto.
Pero José Luis Rojas Moya no se dejó amedrentar por estas dificultades. Con la ayuda de dos reclusos, planeó una escapada que requería una gran dosis de astucia y valentía. Durante varios meses, estudió la rutina de los guardias y de los otros presos, y buscó el momento preciso para dar el salto hacia la libertad.
Finalmente, llegó el día de la fuga. Los tres reclusos aprovecharon un descuido de los guardias para escapar del penal y adentrarse en la selva amazónica. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que la huida no sería fácil. La selva era inhóspita y peligrosa, y la presencia de animales salvajes y de tribus indígenas hacía que la situación fuera aún más complicada.
A pesar de todo, José Luis Rojas Moya logró mantenerse con vida. Después de varios días de caminar sin rumbo fijo, llegó a una población cercana al penal, donde se encontró con su familia y con las autoridades. A pesar de que los otros dos reclusos no lograron sobrevivir, José Luis se convirtió en una leyenda por haber escapado del penal más seguro del país.